miércoles, 25 de marzo de 2009

LA GENERACIÓN LITERARIA DE LOS 90 EN CHICLAYO

(Extracto de ensayo inédito) De una forma más directa y sin reticencias, abordaré desde los ojos de los propios actores, la percepción de cada uno de los grupos que se formaron, con el objetivo —no siempre manifiesto ni confirmado literalmente— de cultivar, ejercitar, explotar, explorar, escudriñar, analizar, escribir, difundir, divulgar, debatir, y compartir temas literarios. Es en este marco, de cada uno de ellos (de los grupos), me referiré en una dimensión poco más que sucinta y quizá, ni siquiera así. Lo haré brevemente, en tanto ello signifique e implique no redundar ni viciar, percepciones ya señaladas en otras oportunidades. Asimismo, lo referente a la existencia, o al espacio-tiempo que ocuparon en tanto grupos o reunión de coetáneos “cohesionados” con relativa regularidad para, principalmente, difundir y publicar sus creaciones y escritos literarios, he tomado como fuente, la información verbal vertida por varios de sus integrantes o ex-integrantes. Así como, teniendo a la mano, el artículo de Luis Heredia “Generación Literaria Juvenil Lambayecana de los 90’s Entre telones y rasgos”, publicado en la revista METÁFORA N° 1; que a pesar de su pequeña extensión, es un visión concisa, esquemática, ordenada y entendible, en su género, sobre la generación en cuestión. Dado la informalidad con que operaron estos grupos o círculos literarios, es difícil señalar el periodo de vigencia que tuvieron. Es así que los años que aparecen entre paréntesis, al lado de cada nombre, señalan el periodo de mayor actividad, de mayor presencia, o de mayor cohesión, por decirlo de alguna manera. Además, estos grupos durante su existencia, guardan una similitud en su ciclo vital: es tripartito. Para Hidrogo estas partes son: arcaica, fundacional y dispersión; y para Heredia, inicio, aglutinamiento y dispersión. Lo que podríamos denominar, una primera etapa de nacimiento, otra segunda etapa de apogeo, y una tercera etapa de decadencia. En todo caso, los años señalados entre paréntesis, aluden a esa segunda etapa. Etapa fundacional, de aglutinamiento o de apogeo. La generación literaria de los noventa en la ciudad de Chiclayo, se manifestó a través de cuatro grupos o círculos literarios. Sin embargo, la mayoría de ellos, los autores noventinos, han iniciado o saltado a la palestra literaria en el grupo denominado UMBRAL, que fue el primero que se formó (1989) —cuando no existían aún, los otros— pero que su directora, pertenece a la generación de los 80. Es así, que iniciaré la descripción breve de cada uno de los grupos, con él: UMBRAL. 1. UMBRAL (1989-1994) Centro de Desarrollo Cultural para el Joven y la Mujer UMBRAL (CEDES UMBRAL), es el nombre completo con el cual se identificó desde un inicio. Mariana Llano (seudónimo) fue la directora. Los otros miembros fueron: Giulianna Rosemarie Aguirre Zevallos (1969), y Nevenka María Jesús Waltersdorfer Mendoza (Chiclayo, 1970). Aunque también participaron Juan Carlos Flores Tucto, Dandy Berrú Cubas (Chiclayo, 1967), Juan Montenegro Ordoñez (Chiclayo, 1967), Luis Yomona Yomona (1967), Wilson Esteban Guevara, Carmen Julia Palmer, Leonela Másquez, Freddy Cabanillas Terán, Carlos Cachay Flores, y otros. Debido, actualmente, a la permanencia de la Directora lejos de nuestra patria (reside en España), ha sido imposible obtener mayor información precisa. Sin embargo, se han rescatado datos que reflejan su existencia y sus principales caracteres como grupo literario. SOLSTICIO fue la revista que editó. El año 1997 (ya en la etapa de dispersión) editó la número 13. Mariana Llano, su directora, perteneció a la generación de los 80, pero la mayoría y los demás integrantes del grupo, fueron integrantes de la generación de los 90. Ella, deslegitima el carácter de coetaneidad que sí lo tienen los demás grupos. Es un caso genuino, en ese sentido. Aun así, realizaron un trabajo valioso y muy coordinado. Puede decirse que salvaron los abismos etéreos, tendiendo puentes comunicantes, tan difícil en estos tiempos de confrontaciones generacionales. Aunque las declaraciones que brindan los integrantes noventinos que sostuvieron un acercamiento con UMBRAL, manifiestan un sentimiento de no-pertenencia con el grupo, sólo se consideran “colaboradores” o jóvenes que decidieron apoyar a UMBRAL —apoyar a Mariana Llana, en su valioso y casi solitario esfuerzo por establecer una cultura literaria en la ciudad de Chiclayo—; pero no asumen la calidad de “integrantes” de UMBRAL. Sin embargo, en la calidad de colaboradores o personal de apoyo en las actividades que programaba e impulsaba UMBRAL —sinónimo de Mariana Llano—, estos jóvenes noventinos, quizá, sin quererlo, le impusieron un sello, una marca literaria o la réplica de su particular percepción del quehacer literario en la región, en el país, y quizá en el mundo; así como, perfilaron de alguna manera, el material literario que se publicaba en su revista “Solsticio”. Amén, de los escritos que ellos y ellas, en sus páginas, difundían. Aun así, Stanley Vega se refiere a UMBRAL y escribe que “no era una expresión netamente joven” . UMBRAL fue un grupo que se dedicó a promocionar, organizar y ejecutar eventos literarios locales, regionales, nacionales e internacionales, así como a editar (en ediciones artesanales y económicas, pero valiosas para sus autores y autoras) las producciones de los noventinos. “Se le reconoce como taller promotor y difusor de los trabajos de los círculos existentes y quizá el que tuvo mayor resonancia” comenta Nicolás Hidrogo. Después escribiría que UMBRAL “es el afán editorial y la proyección, búsqueda de talentos, rol promotor de eventos literarios: recitales, conversatorios y encuentros”. En realidad, UMBRAL fue ello. Editó varias publicaciones de autores y autoras de la generación de los noventa, atendiendo la demanda y concretizando los sueños de ellos y ellas. En el marco del “II Congreso Internacional de Escritores Chiclayo 97" Mariano Llano se dirigiría a UMBRAL como un “grupo humano que cree en la palabra y su fuerza, que intenta construir a partir de ella, sólo somos un grupo pequeño que intenta realizar sueños enormes”. Modestia innegable y humildad escasa en nuestros tiempos, y en el ambiente literario. Vale esta cita para rememorar la personalidad de Mariana Llana. Fui uno de los “colaboradores noventinos” que la acompañó en algunas de sus innumerables caminatas por las calles y avenidas de la ciudad de Chiclayo. Una mujer valiente y valerosa, indesmayable, terca, obstinada y con mucha fe en su propia fuerza, “... inquietud que nos ha llevado a realizar eventos y publicaciones con la constancia de nuestra raza mestiza, chola” escribiría refiriéndose a las diversas actividades que ejecutaba UMBRAL. Logro construirse su espacio propio en la localidad. Mariana Llano, tocó puertas y ventanas, pisó callejones y pasadizos de edificios burócratas para solicitar el apoyo tan necesario en este tipo de actividades “culturales” que cuestan y que nada aportan —económicamente—. Perseguía un único objetivo: promocionar y difundir, y hacer de la organización de actividades “culturales, literarias y artísticas” un hábito urbano en esta ciudad. Recuerdo su llegada a la Casa de la Cultura (así se le conoce a la sede del Instituto Nacional de Cultura – Regional Lambayeque), con la mirada cansada, el rostro preocupado y el cuerpo fatigado. Había recorrido media ciudad, y nada. Pocas respuestas positivas. Nada más que promesas, lindas palabras y frases de aliento. Apoyo moral, nada más. Los años que vivió UMBRAL tuvieron esa característica. “A través de ellos hemos caminado, aprendiendo y compartiendo una y mil experiencias que nos han hecho crecer y fortalecernos” escribe Mariana Llano. Duro aprendizaje, valiosísimo por cierto. Estamos enterado que en España, hoy en día, Mariana Llano continúa en la brega de la promoción literaria. Planifica, crea y recrea alternativas y espacios de expresión (tiene un web site). Una mujer emprendedora, a todas luces. Antes que con discursos y verborrea viciada, con hechos concretos y actividades sin fin, señala la vía efectiva para la liberación de la mujer. Liberación de sí misma, en primer lugar. 2. ARGOS (1991-1994) Si se tratara de personificar el espíritu de un grupo en una sola persona, Joaquín Huamán Rinza (Kañaris, Ferreñafe, 1963), sería quien personificaría a ARGOS. Quien le dio vida, impulso y lo mantiene vivo todavía, a través de tantos años. Aunque ahora, podemos señalar que se halla en la etapa de dispersión. Aún, Joaquín, se las arregla para continuar editando la revista ARDIENTE EXILIO. Junto con ARGOS, constituyen las revistas oficiales de ellos. Aunque podríamos hablar de una “dispersión ultra prolongada”, pues el grupo feneció en el año 1994. Y podría ser acertado cuando Stanley señala que ARGOS se ha reducido a “una mera opción lírica” y que las publicaciones todavía vigentes, no son sino, “un acto personal de Joaquín Huamán”. Sus integrantes fueron: Luis Antonio Noblecilla Rivas (Chiclayo, 1971), Carlos Alberto Becerra Popuche (Chiclayo, 1971), Ernesto Benigno Zumarán Alvites (Chiclayo, 1969), Carlos Cachay Flores, Freddy Cabanillas Terán, y William Celis Guerrero. Colaboraron también en él: Franco Yáñez, Rómulo Gutiérrez. A Joaquín se le ocurre formar un grupo con muchachos “renombrados” gracias a la obtención de algún premio en los tantos juegos florales que se realizaban en la época. Uno de ellos y el considerado de mayor prestigio, continuidad y anhelado por casi todos los noventinos. Era el Concurso de Cuento y Poesía a nivel regional que realizaba anualmente el suplemento cultural LUNDERO del diario La Industria de Chiclayo y Trujillo. ARGOS se fundó con varios de los ganadores, gracias a la idea ambiciosa y anecdótica de Joaquín Huamán Rinza. Por ello, muchos los catalogaban como los intelectualoides, los “consagrados”, las “vaquitas sagradas de la localidad”, los “ricos”, los “poseros”, etc. Todas esas referencias eran expresadas con un marcado matiz irónico y sarcástico, hiriente y perverso. Para Hidrogo, ARGOS, fue “el continuador personalista de sus representantes”. Para Luis Heredia, en cambio, este grupo “careció de actividad orgánica, no organizó ni eventos ni recitales ni conversatorios... no logró gravitar en la escena...”. A su turno, Stanley Vega, de ellos escribe que “Nada publicaron. Ningún documento impreso dejaron, aparte de su desarrollo poético, claro está”. ARGOS, constituye el quehacer literario divorciado totalmente de toda influencia de los paradigmas ideológicos hegemónicos. De las publicaciones que difundieron, sólo en una de ellas (ARGOS N° 08), en la contracarátula, en forma de poema, se lee un discurso que pretende delinear el perfil ideológico de sus integrantes. Este escrito tiene por título “Nosotros botamos basura a la Casa de la Cultura”. Entre otras cosas, escriben que el marxismo y leninismo les causaron dolores de cabeza, y que en calidad de ganadores de diversos juegos florales, ganaron también, envidias animalescas, odios escondidos, recelos, vilipendios, rechiflas, fatulencias verbales, etc., etc. y etc. Llama la atención, lo que en unos versos afirman: “nosotros somos los buenos poetas olvidados... pura mierda no más”. Reflejando cierta similitud con el lenguaje que utiliza DKV S.A. en su fanzine oficial, al cual nos referimos más adelante. Al margen de ello, no hallamos, en ninguno de sus versos, alusiones directas al devenir político, ideológico o cultural de la sociedad peruana. Observamos y leemos una poesía “pura”, o más o menos así. Poemas despojados de cualquier compromiso social, ningún manifiesto, ningún interés en interferir, sugerir o intervenir verbal o discursivamente, en la marcha de la sociedad humana. Tampoco sugieren la lectura de ningún autor consagrado ni obra alguna de lectura necesaria. No reniegan de la actualidad literaria en el país ni del mundo, no señalan deficiencias ni realizan apologías directas de ninguna otra filosofía que pretenda la construcción de una sociedad más justa y equitativa, ni en aras de una sociedad más culta e intelectual. ARGOS, en ese sentido, se ubica, desde mi percepción, en un lugar neutral, en el sentido ideopolítico o proselitista. Se mostraron despojados de toda influencia que ejercen las cruentas e infinitas batallas ideológicas que siempre se apropian de este tipo de grupos literarios y estampan sus oscuras, deformes, horribles e indelebles manchas filosóficas en sus discursos, escritos y expectativas. Puedo señalar que ARGOS, obtuvieron el lujo de nadar, ni en contra ni a favor de la corriente; sino, al margen. Un absurdo, claro está. Puede que ser que representaron esa actitud que caracterizó a la generación de los 90: Vivir de espaldas a la coyuntura (aferrados a la literatura) 3. UBICUOS MALDITOS (1991-1994) Los UBICUOS, son otra historia. Nicolás Hidrogo personifica el espíritu y en cierta manera, es —o fue— el líder del grupo. En cierta ocasión escribió que “fue sólo un trío individual salido de las canteras de ARGOS”. A su turno, Luis Heredia describe que “aparecieron como respuesta a la rancia y gerontocrática escena literaria lambayecana”. He aquí, un ejemplo de ese repudio a los “viejos” y todo lo que ello implique, de parte de los noventinos. Sus integrantes fueron tres: Nicolás Hidrogo Navarro (Ferreñafe, 1968). Luis Yomona Yomona (19679 y Luis E. Facundo Neyra. El “trío maldito”. El anticlericalismo fue, en ellos más que en los otros grupos, una marca propia como peculiar. Aunque también participaron con ellos, Luis Hinojosa Valdera (1967) y Gustavo Alonso Mondragón Hernández. Los poetas franceses Rimbaud, Verlaine y Baudelaire (los poetas malditos), se constituyen en los paradigmas de estos jóvenes lambayecanos. Expresaron “la rebeldía y la pose revivida” de ellos, escribió Stanley Vega. Sin embargo, es propicio señalar que a diferencia de los otros grupos, UBICUOS MALDITOS, no ha editado ninguna revista o fanzine “oficial”. Sólo plaquetas, dípticos o trípticos en los cuales muestran sus producciones literarias. Después de su deceso (1994), en la etapa de resurrección (el ave fénix de la literatura lambayecana), publican la revista METÁFORA. Fue sí, el primer grupo que se atrevió a elaborar y difundir un manifiesto (el N° 01, año 1994) donde expresaron su pensamiento referente a la literatura y a los autores de la localidad, entre otras cosas. Una rebeldía sin límites y un lenguaje agresivo e insulso. Esto pertenece a su etapa de apogeo que no duró mucho tiempo. Para Heredia, UBICUOS MALDITOS no tuvo un apogeo mayor a tres meses. Culminada incluso su etapa de dispersión y muerte repentina y prematura, resucitó. Ahora, sumados Luis Hinojosa Valdera, Rubén Mesías Cornejo y Luis Heredia González, como diría Stanley, quizá en una “especie de aliados tácticos y demás intereses” (METAFORA N° 2) El año 2004, ya va difundiendo tres manifiestos más (mayo, octubre y noviembre de 2004). En ellos, de igual manera, hablan de la literatura, del quehacer artístico en la ciudad de Chiclayo, haciendo uso de frases peyorativas y tajantes, directas y sin eufemismos. “Los UBICUOS MALDITOS no estamos al lado del bando oficial lamiéndole las rodillas o las axilas a la autoridad o al gran señor” (mayo 2004). “El INC-Labayeque se ha convertido en un ente receptáculo de impuestos y vividor del arte y los artistas... y sólo sobrevive con el prurito de conservar cultura muerta de huacas, tumbas y entierros...” (octubre 2004); y en el manifiesto N° 04, en uno de sus acápites escribe que “El verdadero artista ofrece su arte desinteresadamente; el mercachifle de la cultura, le pone un precio, vive y hasta lucra con él” (noviembre 2004) Es obvio que en sus líneas, están ocultos diversos mensajes dirigidos a personas y personalidades del medio. ¿Quiénes son? Habría que averiguarlo. El nacimiento de los UBICUOS MALDITOS, está despojado de toda intención seria y responsable. Surge a raíz de la amistad entre algunos estudiantes de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo. Los acerca la amistad y las carencias económicas y monetarias. Se conocieron y profundizaron sus amistades en el Comedor Universitario. Ahí descubrieron sus afinidades sobre todo las relacionadas al desorden, la rebeldía, la indecencia y cosas así. “Jodíamos a todo el mundo impunemente”, escribiría Hidrogo sobre esa etapa. Y continúa: “Estábamos como aguafiestas en cualquier espacio, en cualquier evento e imponíamos nuestro criterio de abierta y desafiante crítica contra la formalidad”. Así se nutrieron y entrenaron para más tarde escribir poemas y discursos en ese orden, también “jodiendo”, indudablemente. Su primer espacio “privado” que gozaron y les permitió “foguearse” literariamente, fue una de las casonas antiguas y abandonadas de la ciudad de Lambayeque. Ahí descansaban, dormían, tertuliaban, jugaban, estudiaban y planificaban las próximas jodas; estampaban grafittis en las paredes de adobe y cosas así; se autocomplacían, los unos a los otros. Una vez establecido el nombre del grupo UBICUOS MALDITOS en alusión a los poetas malditos franceses, y también por el espíritu maldito (rebelde, atrevido, incólume, temerario, impetuoso) que sentían —lo admiten— poseían; fijaron una especie de iniciación para pertenecer al grupo. Un rito casi satánico. La ouija, este extraño y misteriosos juego, era el pasatiempo favorito. Invocaban demonios y maldades, desafiaban a fuerzas desconocidas, ofrecían sus almas al más allá, para obtener fuerzas y “joder” —diariamente— en el más acá. Sobre su temática, el anticlericalismo, sobresalió e impactó por sobre todas las cosas. Hablar de Dios (con mayúscula) como un ser ordinario y mortal, ocupado en sus genitales y en otras tareas íntimas, y recitarlo en alta voz y con una tonalidad enfática (en encuentros, recitales, conversatorios, etc.), causó revuelo en los oyentes, y después, en los lectores (desprevenidos y accidentales —por no decir, “victimados”—, la mayoría de ellos y ellas). Produjo gestos, muecas, fruncidas de ceños y comentarios diversos y adversos. Toda una fiesta. Realmente eran unos “malditos”. A decir de Hidrogo, hicieron suya una poesía que ostentó un “contenido de protesta irreverente hasta contra la divinidad”. Se refiere a la poética de Luis Yomona Yomona, y especialmente a un poema titulado “El hombre de la creación” que Hidrogo considera el “gran poema símbolo de la generación de los 90”. Los primeros versos de este poema dicen: “Y Dios se masturbó sobre la tierra/día sexto/y regó enorme nebulosa/entre aguas oxidadas y piedras caudalosas/El hombre se hizo carne/Y la carne hombre en presencia del tiempo...”. No está claro si esta poesía causó sorpresa y espantó a muchos oidores, por el tema en sí, o porque representaba algo nuevo en esta urbe. Particularmente, me inclino por lo segundo. Realmente jodieron. 4. ARBOLEDA (1994-1999) Además de haber constituido, en algún momento de su existencia, una alternativa y un espacio que aglutinó a la totalidad de los noventinos que se manifestaron de una y mil maneras, representó la promoción del conjunto de expresiones artísticas del medio: música, literatura, teatro, pintura, etc. ARBOLEDA, en algún momento se convirtió en el espacio propio de los noventinos, en el cual, a toda libertad, proclamaban sus pensamientos, sentimientos y vivencias. Contradictoriamente, una vez cumplido su ciclo vital, fue el grupo que más improperios y ánimos contrariados ganó Me atrevo a señalar que ARBOLEDA, pudo sentirse como una hermandad algo rara y poco común —si la vemos dentro de la óptica teórica de los grupos humanos— al ser capaz de aglutinar a tan diversas y contradictorias individualidades. Obviamente, desde una mirada no muy sesuda, y al escucharlos y observarlos a cada de uno de ellos y ellas, sólo la literatura o el ejercicio literario o simplemente la afición hacia ella, puede explicar que personalidades tan distintas, tan heterogéneas y diametralmente opuestas, pudieran congraciarse e interactuar en un espacio tan difuso, pequeño, poco prometedor y sin norte legítimo, como fue ARBOLEDA. Fue tan profunda la empatía que se generó y tan transparentes los lazos articulantes entre los involucrados, que AROLEDA, a pesar de su corta vida, informal y accidentada, jovial y humana, fraterna y amical, individualista y heterogénea... ha quedado en la memoria como la ocasión y oportunidad de aglutinar a casi todos los literatos (y practicantes o aficionados de otras actividades que llamamos “artísticas”, tales como música, teatro, mimo, etc.) de los noventa de la ciudad de Chiclayo, y cómo negarlo, también de otras provincias del país. Stanley Vega Requejo (Santa Cruz, Cajamarca, 1972), encarnó el espíritu del grupo. Fue también su director. Los demás integrantes fueron: Dandy Berrú Cubas (Chiclayo, 1967), Juan Carlos Flores Tucto, Juan Montenegro Ordoñez (Chiclayo, 1967), Rubén Alberto Mesías Cornejo (Trujillo, 1973), Rubén Dávila Olano, Luis Heredia González. También colaboraron y asistieron a sus reuniones: Ernesto Benigno Zumarán Alvitez (Chiclayo, 1969), Carlos Alberto Becerra Popuche (Chiclayo, 1971), Luis Antonio Noblecilla Rivas (Chiclayo, 1971), Joaquín Huamán Rinza (Kañaris, Ferreñafe, 1963), Nicolás Hidrogo Navarro (Ferreñafe, 1968), Luis Yomona Yomona, Luis E. Facundo Neyra, Ana Cecilia de los Milagros Miranda Salazar (Chiclayo, 1977), Oalba Lalí Pereyra Ramírez (Motupe, Chiclayo, 1976), Susana Samaniego M. (Lima), Paco Irygoyen, Lalo Bernal Castro, Alexeis Chacón (Trujillo), David Novoa (Trujillo), Luis Cabrera Vigo (Trujillo), Roger Torres Velásquez, Elmer Llanos Díaz, Gustavo Antonio Hidalgo Campos (Bellavista, Callao, 1967), Hugo Rojas Mendoza, Luis Hinojosa Valdera, Marco Antonio Flores Tucto, Richard Tucto, Sandro Tucto, Wilbor Tirado, Martín Meléndez, Martín Campos, Pedro Almanzor Manay Sáenz (San Antonio de Licpis, 1965), entre otros y otras. Luis Heredia, tan crítico y polémico en sus apreciaciones, esta vez, escribe algo positivo de ARBOLEDA. “Contribuyó a la gaceta literaria de los jóvenes lambayecanos en la práctica de la literatura, pues casi todos lograron ‘pinchar’ un espacio o un artículo en dicha revista”, nos aclara. A su turno, Hidrogo, también expresa algo positivo y a favor de ARBOLEDA. Él escribe que fue “el grupo más cohesionado y mejor reconocido..., quien aglutinó a la mayor cantidad de poetas y narradores que han sobresalido en esta generación de los 90”. Más tarde, cambiaría su apreciación sobre ARBOLEDA y escribiría lo siguiente: “El ideal era impresionar, era fanfarronear mas que una motivación a promover una corriente estética” escribe Nicolás Hidrogo . A qué se debió el cambio. Ni idea. (Cosas de literatura, de arte y de locos. Cosas de noventinos) Del mismo modo, Rubén Mesías, también escribe algo halagador para ARBOLEDA. “El nombre de Arboleda resonó en la escena literaria como el de la única revista cultural que se dedicaba a difundir la obra de la joven generación noventina” . Sin embargo, años después escribiría que a partir del primer número de su revista, se percibe “la carencia de un discurso mas coherente en el plano intelectual por parte de la mayoría de los integrantes” . Martín Meléndez, sí expresa otra apreciación sobre ARBOLEDA. Escribe que “las reuniones de los sábados no eran las reuniones de un grupo, nunca hubo una agenda, temas a tratar, nunca hubo objetivos, metas...” . ARBOLEDA “oficializó” sus reuniones semanales. Éstas se realizaban en la casa de Stanley, los sábados por la tarde. A ellas, y a partir de ellas, se refiere y construye su apreciación Martín Meléndez. Le niega la condición de grupo, porque para él, un grupo “implica una organización, una estructura”; y en su percepción, ARBOLEDA, carecía de ello, entonces, no era un grupo. Obviamente, no escribió luego, ninguna concepción de organización ni de estructura, lo que habría favorecido un entendimiento más útil al respecto. Para confirmar su apreciación, enfatiza de la siguiente manera: “Arboleda nunca fue una catapulta literaria, nunca fue un grupo artístico, sólo fue una vitrina” . Stanley se permite replicar estas apreciaciones, y no las contradice. Con ese estilo medio infantil y medio alejado de la realidad, aparentemente pusilánime, sereno, sobrio, dueño del universo e imperturbable; con esa indescriptible “apatía” e ininteligible y bendito desdén para responder a las agresiones y alusiones, escribe: “Arboleda no es grupo. Es algo más que eso. Nada de homogeneidad ni estereotipos” . Que grandes diferencias establecen nuestras concepciones. Lo que para Martín Meléndez podría constituir una grandeza humana, un “grupo” (estructura, organización, homogeneidad quizá, similitud de objetivos y metas, compatibilidad de temáticas a tratar, solidaridad humana, compatibilidad ideológica, etc.); para Stanley, simplemente, no lo es. Lo es, la dispersión, la individualidad, la preeminencia del YO, el relajo, la informalidad... “Juntos pero no revueltos”. 5. DKV S.A. (1997-1998) Esta agrupación de noventinos, se fundó con 6 (seis) miembros. Podemos señalar que Martín Meléndez (su director) fue quien promovió su fundación y quien encarnó ese espíritu rebelde que mostró desde un inicio. Los demás integrantes fueron: Luis Heredia González, Paco Irigoyen, Juan Carlos Flores Tucto, Dandy Berru Cubas, y Rubén Mesías Cornejo. Su vocero oficial fue el fanzine DKV S.A., del cual publicaron 3 números, en edición artesanal, durante el periodo de presencia que tuvieron. Es preciso aclarar que su etapa de apogeo, comparativamente, fue menor al de los otros grupos. Desde el mes de octubre de 1997 (cuando difunden el primer número de su fanzín), hasta julio de 1998 (cuando difunden el tercer y último); “pobrechitos” diría Martín Meléndez. Dudo si sea la forma más acertada, considerarlos “ex-miembros” del grupo ARBOLEDA, debido a que, como hemos tratado, ARBOLEDA no necesariamente podría considerarse un grupo, a decir de sus propios integrantes y de su propio Director. ¿Qué fue, entonces, Arboleda? Difícil inquietud. Sin embargo, como reza una frase “exculparse antes de tiempo, es culparse”, remitiéndome a una declaración de uno de sus miembros, Rubén Mesías, quien escribe que DKV S.A. “surge en el ambiente como una respuesta contra la apatía de ‘Arboleda’... pero no por esto puede considerarse a DKV S.A. como un engendro de Arboleda” . Puedo deducir, unilateral y convenidamente, que ellos llevaban en sus individualidades, una atmósfera literaria, bohémica y de camaradería que experimentaron y compartieron en ARBOLEDA, y que de alguna forma disfrutaron y a través de ello, identificaron o fueron estimulados a mirar hacia sus identidades. Por su parte, Luis Heredia, refiriéndose al origen de DKV S.A. y al espectro ARBOLEDA que lo envolvió, da su versión sobre esta relación “madre-cordón umbilical-neonato”. Para Heredia, el grupo DKV S.A. “fue integrado por algunos que habían escrito en Arboleda y curiosamente muchos de los que escribieron en Arboleda lo hicieron en DKV S.A. Por lo que podemos concluir que las publicaciones siempre pendularon en el mismo reducido entorno” . “Una mano lava a la otra, y ambas lavan la cara” reza un adagio popular. Tú allá, yo acá; luego, yo acá, y tú allá; después, ni tú allá ni yo acá; ambos, en ninguna parte. Etéreos y libres, desencadenados del montón, de los grupos que oprimen y pretenden encajonar tu pensamiento. Esta generación de la que hablamos, expresaron algo así por medio de los grupos que constituyeron. No pretendiendo profundizar más en el tema, debido a la ambigüedad de los términos “grupo” e “identidad” y de la frase “sentido de pertenencia” (indudablemente, materia de otras disciplinas científicas); paso a describir mi percepción de DKV S.A. En el contexto del ejercicio literario y del ambiente —en ese sentido—, que se acentuó en la ciudad de Chiclayo, DKV S.A. desde sus inicios y desde el primer número de su fanzine oficial —como ellos lo denominan—, mostró y manifestó una actitud agresiva hacia las demás expresiones literarias en el medio. Utilizando palabras y frases altisonantes, poco decentes y atrevidas e irrespetuosas, tarea no común en los documentos escritos en nuestro medio y en el área literaria o artística, marcó un perfil sui generis —obviamente, no raro para contextos ya familiarizados con ello, específicamente, por practicantes y aficionados a la música contestataria o de la nueva trova—, no sólo en el estilo valorativo que mostró, sino, en tanto sus agresiones eran dirigidas, preferentemente, a sus coetáneos. En la editorial del primer número de su fanzine, leemos: “... esperamos que nuestros “detractores” (que existen aunque no lo crean), se coman su mierda en esos vanos intentos de hacernos y/o considerarnos “conspiradores” en contra de algo que no existe, que es la cohesión del arte que ellos proponen y divulgan oficialmente con firma y sello”. (DKV S.A., Año I - N° 1) Luego, en la editorial del fanzine N° 02, después de halagarse a sí mismos, según ellos, porque lograron sus propósitos, causar conmoción en el ambiente literario local; en sus palabras: “Y como ven, aquí nosotros tercos y decadentes..., estamos de nuevo a pesar de las claudicaciones de algunos”, logrando que “lo mediocre muera y todo su séquito”. En ellos, “mediocre” alude a todas aquellas actitudes y pensamientos que no concuerdan con el suyo. DKV S.A., constituyó un grupo que presumió de concretizar una cohesión grupal admirable. Esto es, que ningún otro grupo de los ya mencionados, lograron. Un solo cuerpo, un solo pensamiento, un solo ideal. Así se explica que en las editoriales firmaran como “Nosotros”. En esta misma editorial (DJKV S.A. N° 02), concluyen en un estilo que hicieron suyo, sin reticencias ni vergüenzas: “Déjate de huevadas, enciende tu cerebro y empieza a usarlo”. Después de las citas candentes que hemos elido, suponemos que ellos sí usaron el cerebro. Fiel a ese estilo editorial, y para disiparnos toda duda respecto a un error de imprenta, en el número 3 del fanzine en mención, de igual modo, en el último párrafo (el sétimo) de la editorial, finalizan con una frase (una interjección) irreverente (en la tercera y última línea): “Ahora sí los invitamos a recorrer las tortuosas páginas del más grande fanzine chiclayano de todos los tiempos ¡Somos la cagada!”. (¿Lo eran?) Comparativamente, sin lugar a dudas, eso de “más grande” puede ser merecido en tanto asumen una postura que, por medio del lenguaje escrito, representa la más grande osadía cropolálica en la ciudad de Chiclayo. En esta provincia, antes no se vio documento alguno (formal o informal) que osara publicar “barbaridades” y agresiones de ese tipo. Además, esa actitud irreverente, atrevida, soez, transparentemente cruda, sin ropajes, original, no eufemística; caracterizó a los noventinos. Tema que ya hemos tratado en páginas anteriores y en repetidas descripciones. Para Martín Meléndez, esto es arte. Porque como lo explica en el número 4 de SUB ART (Fanzine que también dirige, a título personal, parece. Y el N° 4 corresponde a marzo del 2002), en donde describe una retrospectiva (cuatro años después de fenecido el grupo) y mantiene una percepción positiva de lo que fue DKV S.A. Escribe que en DKV S.A., “la intención era fomentar el arte en todos su aspectos, plástico, literario, teatral, para lo cual se convocó a muchos”. Si para él, y puede deducirse que para los demás miembros del grupo también, porque no existe otra manera de explicar que en la editorial firmen “nosotros”; arte es sinónimo de insultos, groserías, irrespetos y escándalos, entonces, sólo así se entiende que escriban o que hayan escrito lo que escribieron. Pero hacer arte, no sólo es para él —o ellos— insultar a, y despotricar de las personas; sino, de las ciudades. Pues, de Chiclayo, escriben cosas que se necesitan cabeza fría para leerlas y no reaccionar para devolverles la moneda. “Chiclayo sigue igual que hace 5 o 6 años..., la misma mierda de siempre” (DKV S.A. N° 1). Como para no dudar o pensar en un lapsus literae, luego escriben: “... este pueblito de mierda llamado Chiclayo” (DKV S.A. N° 3). Y no acaba ahí. Muerto DKV S.A (julio de 1998), continúa el discurso, esta vez —al parecer— sólo bajo responsabilidad de Martín Meléndez, aparece en la editorial del fanzine SUB ART “... este enorme mercado, que es nuestra querida ciudad de Chiclayo” (SUB ART N° 4, marzo de 2002). Si consideramos el manifiesto que escriben, publican y difunden en DKV S.A. N° 1, cuando señalan que todo punto de vista “obedece siempre a un sistema filosófico”, entonces podríamos entender que DKV S.A. asumía y defendía una “filosofía del insulto”. Este perfil literario capaz de generar escándalos y repudios moralistas o clericales, también puede ser interpretado o concebido como un afán de avisar bulliciosamente su génesis a través del anuncio “¡Aquí estamos!”. Significado que insinúa Rubén Mesías, cuando admite que: “... pretendemos con estas líneas, dar a conocer el ímpetu con el que este nuevo grupo irrumpe en escena”. (DKV S.A. Año I - N° 1; Chiclayo, octubre de 1997) En otra parte, Mesías, afirmaría que DKV S.A. pretendía convertirse en “un auténtico movimiento contracultural e irreverente que utilizando expresiones artísticas extremadas de la literatura, el dibujo y el teatro se convirtiera en la punta de lanza de la rebeldía contra el sistema” (METAFORA N° 2, p. 4). Interesante apreciación, por cierto; aunque se hace necesario edificar una concepción de “sistema” que nos permita entender la idea de Mesías, a riesgo de otorgarle alguna interpretación equivocada. Sin embargo, y después de todo, DKV S.A. encarnó de la manera más viva y latente, el perfil actitudinal y cognitivo —en el sentido de audacia al momento de expresar literalmente, sentimientos, emociones y percepciones— de la generación del noventa. Quizá, el mérito de ellos, fue constituirse en los primeros en atreverse a escribir tal y como hablaban, pensaban y, en cierto modo, anhelaban. En suma, fueron los primeros —en base a sus publicaciones que he tenido a la mano—, en entablar y mostrar una relación directa y coherente, entre pensamiento y expresión, entre palabra pensada y palabra hablada, y entre palabra hablada y palabra escrita. Ello, asumió y mostró, DKV S.A. Como ya señalamos, Martín Meléndez, también dirigió un fanzine denominado SUB ART. Indudablemente, muestra en él, la misma manera de expresarse, El mismo tono, insulso, irrespetuoso, indecente, agresivo, provocador. Obviamente, es un miembro de la generación de los 90. 6. A MANERA DE CONCLUSIONES Sobre los grupos que he mencionado, y sobre los cuales me he referido brevemente, puedo señalar un lazo que los une —o los unió— a todos, sino, un cordón umbilical. Indiscutiblemente, UMBRAL, fue la matriz. De ahí, todos nacieron, dieron el salto, brillaron, capturaron un espacio público y mientras se apoderaron de él, expresaron de una y mil maneras sus habilidades literarias y artísticas, hasta lograr algunos aplausos y condecoraciones y compensaciones monetarias, incluso. Después —y de sus entrañas— de UMBRAL nace ARGOS. Más luminosos, brillantes, antorchas de la lengua y de las metáforas, condecorados, nacieron a la orilla de la fama local, anegados de publicidad y publicaciones de sus escritos. Precisamente, el nombre ARGOS alude a esa constelación de estrellas. Pues, ellos, fueron antorchas, cuerpos luminosos y medio plasmáticos, luminarias, luceros que iluminaron el sendero tortuoso de la literatura en la ciudad de Chiclayo, y estimularon a otros y otras, a seguir el trayecto ya iniciado. Luego, casi casi, a la par, nace UBICUOS MALDITOS. Atrevidos, indecentes, jodidos y jodedores, dejando una marca indeleble en la mentalidad de muchos oidores y lectores de su producción literaria digna de una excomulgación. Desparramaron a su libre albedrío, su anticlericalismo e irreverencia en casi todas partes de la región, derrumbando dioses y contaminando las ideas de un paraíso celestial. Siguió, ARBOLEDA, una mancha desorbitada. La pretenciosa ambición de aglutinarlos a todos y constituirse en la voz literaria de los noventa en la ciudad de Chiclayo. ¿Fracasó? Por supuesto que sí. Se embarazó sin previa preparación, no huno partera ni parto; un aborto. ARBOLEDA abortó un horrendo engendro. (No, no fue DKV S.A., fue ese fenómeno que comprometió a todos sin excepción alguna. El desenmascaramiento de la intimidad de cada uno. Se observó sin maquillaje alguno, el individualismo, el egolatrismo, el intimismo, las ambiciones personales; caracteres de los literatos de los noventa, ya inocultables) El último parto fue DKV S.A. pero nacieron de pie. Un parto apresurado pero sin mayores complicaciones. Aunque algunos rumorearon que debió llamarse SINKV S.A. Contestatarios hasta más no poder, ácidos, directos, iracundos, insatisfechos, indomesticables; pero también, hambrientos de tribuna y de oidores, legítimos dueños de la verdad y de otras cosas. Así fue la cadena de grupos literarios en la ciudad de Chiclayo. Resumiendo: UMBRAL, ARGOS, UBICUOS MALDITOS, ARBOLEDA, DKV S.A. Una gran historia que no ha terminado de contarse, obviamente. Además se ha percibido que los integrantes de uno y otro grupo, fueron ex-miembros de uno y otro de los mismos grupos. Casi todos transitaron por casi todos los grupos. Una enmarañada red, un entretejido social que no respetó fronteras ni principios ideológicos, supuestamente vigentes. Era el objetivo, buscar un espacio para publicar, para buscar, discutir, gritar, construir y dirigirse a un público ávido de literatura; para ganar aplausos, un diploma, una medalla, una foto en el diario de mayor circulación y, ¿por qué, no?, unas cuantas monedas, y quizá la inmortalidad. Tan consabida y mentada, anhelada y disputada a punta de versos y cachetadas literarias. Era el objetivo sentirse bien. Se buscaba un espacio para “autocomplacerse” en palabras de Nicolás Hidrogo. ¿Y cómo lograr prevalecer mi YO, en un espacio ocupado por otros YO, afanados también, qué duda cabe, en ese mismo objetivo? Pregunta sin respuesta. Y por querer enfatizar en el hecho de la desesperanza y desencanto con la coyuntura, carácter común a todos ellos; con la diferencia de que unos lo expresaban de una manera más cruda que otros. Por ejemplo, creo que una frase resume ese carácter, esa actitud, esa tendencia y esa percepción y voluntad hacia lo público político e ideológico. Esa frase la encuentro en el manifiesto que hizo DKV S.A. Dice que la política y los políticos, los gobiernos y los presidentes ya no solucionarán los problemas actuales, y que toda promesa son más bien “ilusiones de embaucado y esperanza de cojudos” (DKV S.A. N° 01, octubre 1997) (Este ensayo lo publiqué en: Revista “Transformando”, publicación del Centro de Investigaciones Socio-Educativas de la FACHSE-UNPRG. Lambayeque, enero 2007; pp. 36-45.)

10 comentarios:

  1. Hola, soy Mariana llano y me ha gustado mucho leer sobre UMBRAL y lo que fue en mi vida, toda mi vida, aun hoy lo sigue siendo porque permanece en mi y me alegra saber que de algo sirvio tanto desgaste de energias y tanto portazo. Hoy vivo más cómoda, mas gorda y más vieja en la ciudad condal, pero sigo escribiendo, organizando saraos y soñando con la poesia, tebgo una revista literaria ALGARROBO y una de arte y cultura negra LUNDÚ. he publicado cuentos y pronto poesia
    mi web es www.marianallano.com
    me gustaria que me escribieras y gracias por llevarme hacia atrás, donde habitan los recuerdos que sostienen el alma en este gran vacío que es la vida.
    mariana

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  2. MW GUSTARIA PUBLICAR TODO TU ENSAYO EN MI WEB Y EN ALGARROBO QUE SALE A FIN DE AÑO
    ESCRIBEME mariana@marianallano.com

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  3. sólo hay una imprecisión: Umbral dejó de funcionar en el año 2001, cuando viajé a España, recoerdemos que organizamos 4 congresos internacionales de escritores entre 1,996 y 1,999.

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  4. Quisiera ponerme en contacto con Susana Samaniego..., uf tantos recuerdos.

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  5. Durante sus cuatro años de existencia formal (1994 - 1998) “Arboleda” exhibió el primer momento, una serie de incongruencias en cuanto al cariz de sus intenciones. Como era de esperar esta permanente indecisión se tradujo en intempestivos cambios de rumbo que terminaron desvirtuando la naturaleza de su propuesta primigenia.

    En sus inicios “Arboleda” pretendía convertirse en la publicación abanderada de la creatividad juvenil de entonces (la generación de creadores que Juan Montenegro apellidó “Noventino”). Bajo estos auspicios tuvo lugar la concurrida reunión que colmó de gente la pequeña sala de recibo de Stanley una lejana tarde sabatina de marzo de 1994; sin embargo el entusiasmo inicial fue menguando ante las dificultades que se presentaron ante aquel novel equipo de edición nucleado en torno a la bonachona figura de Stanley Vega Requejo. Tal declinación se produjo, a nuestro juicio, debido a la irrupción de una tríada de razones poderosas:

    a) la ausencia de un interés real en la literatura de parte de algunos colaboradores primigenios (y aludo a personas que tenían vínculos de amistad con Stanley pero ninguna inquietud de participar en la tertulia ni en los recitales que se producirían más tarde), b) la endémica escasez de material que resultara “potable” para el peculiar gusto de Stanley c) la sempiterna apatía y el aparejado aburrimiento que acompaña a Stanley en todas las empresas que realiza. De todas estas razones nos quedamos la segunda y la tercera por considerarlas decisivas en el proceso de decadencia de “Arboleda”, pero nos explayaremos en la segunda pues nos lleva al tema que nos impele a escribir estas líneas.

    Como decíamos la consabida falencia de material impidió que fuera posible una publicación más regular de los números de la revista. Esta falta de periodicidad motivó que “Arboleda” viera la luz con una frecuencia casi anual. El colmo de este desfase se dio en el verano de 1999 cuando salió a la calle el último número de la revista conteniendo material íntegramente reciclado de una edición reparada mucho antes. La aparición de este número “póstumo”, en tiempo en las que la tertulia ya no comparecía ante él, se lo puede considerarse como un gesto de nostalgia, de parte de Stanley, hacia el permanente clima de bohemia que impregnaban las reuniones sabatinas que, en el fondo, terminaron usurpando, la identidad de un nombre que nació para ser aplicado a un fenómeno distinto: la revista “Arboleda”.

    Y afirmamos esto porque en aquel número, que consideramos el más logrado de todos los que Stanley produjo en su faceta de editor, se encuentra un artículo titulado “Humo de madrugada” que nos ofrece, de pasada un vistazo de la filosofía de vida del “Baby”.

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  6. En aquel texto, que también circula en Internet, Stanley traza un ferviente apología de su propensión a la bohemia desmedida, y no era para menos pues las condiciones que se dieron en la casa de Carlos Becerra aquella madrugada de setiembre de 1996 fueron ciertamente especiales si las comparamos con las habituales sesiones en las que Stanley departía con sus amigos creadores: la presencia de David Novoa premunido de una generosa provisión de marihuana que repartió sin mezquindad entre los presentes, y un cierto grado de euforia que embargaba a los asistentes funcionaron como los elementos reactivo de una combinación química. Resultado de este pequeño “viaje” fue una intrincada sucesión de palabras, símbolos y garabatos que cubrieron, casi en su totalidad, la alba superficie de una pizarra acrílica que colgaba indolentemente de una de las paredes de aquel aposento. Un vistazo hacia aquella superficie sólo podía indicar la presencia del pensamiento desencadenado expresado con una vehemencia demasiado frenética, ante el presunto destierro de las inhibiciones. Poco después un nuevo ritual se inició, las luces se apagaron y la estancia quedó a oscuras para recibir, en su seno, la tenue invasión de un rayo de luna, que penetró limpiamente la oscuridad para refractarse sobre la vítrea superficie de una damajuana vacía que parecía esperar, ansiosamente, ser traspasada por la luz. Al mismo tiempo aquella damajuana tiernamente iluminada se convertía en el espejo reflector de los fenómenos que aparecían ante la imaginación de cada uno. Un momento como este no se había dado nunca antes y dado su carácter extraordinario marcó la sensibilidad de Stanley, tan apegado a este tipo de expansiones.

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  7. Esta anécdota nos sirve para entender la atracción que la apertura sensorial ejerce sobre el espíritu de Stanley. Es algo que definitivamente el ejerció de la palabra simplemente enuncia sin concretar (y aquí recordamos el franco escepticismo de Stanley hacia el buen resultado de los “Cantos de Ahora Mismo” como propuesta estética). En este sentido la tertulia no le servia para mostrarse tal cual era, pues Stanley no es un buen conversador y su naturaleza es más bien de índole parca, hermética. Pero la bohemia, y su rutina lúdica, le parece un espacio más adecuado para manifestar su interior, previo trago desde luego. Como tantas veces lo ha dicho en conversaciones privadas, se trata de una especie de retorno a los fundamentos de alguien que se siente auténtico cuando se despoja de las inhibiciones impuestas por una intelectualidad árida y pacata. Dentro del contexto de una sociedad que castra espiritualmente a sus miembros convirtiéndolos en siervo de un sistema viciado Stanley asume, a través de su ingenua irreverencia, la ficción de creerse diferente, original, abandonando el condicionamiento social, por un instante. Así nuestro iconoclasta amigo permite que el hereje que lleva dentro brote a la luz cuando pueda, sin interesarle realmente el asunto que lleve entre manos. Algo que sucedió muchas veces durante las reuniones, y en algunas ocasiones en la presente, y que continuará acompañando a Stanley mientras tenga vida, pues forma la parte más relevante de su acervo interior.

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  8. No podría señalar con certeza, hasta qué punto, el pretendido psicoanálisis de un individuo, es suficiente para elaborar o diseñar el perfil de una institución, sea formal o informal.

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  9. Anónimo: Cómo olvidar aquellas épocas ,cuando navegábamos por el mundo de la creación literaria,especialmente en el INC,con Lucho Yomona,Gustavo Mondragón,Nicolás Hidrogo,Luis Facundo,Antonio Noblecilla,Carlos Becerra,Stanley Vega,William Guevara y otros poetas más que contribuyeron en la consolidación de la GENERACIÓN 90,todos tienen sus laureles,unos más importantes que otros,pero igual son respetados por sus aportes poéticos y narrativos,ojalá puedan publicar sus poemas de cada uno de ellos.Seguro ,ahora con la madurez que tienen su literatura debe ser exquisita.

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  10. Nadie sabe con exactitud lo que hacen en la actualidad los integrantes de la GENERACIÓN 90,muchos seguirán envenenándose por las noches para escribir algún poema,otros se habrán apartado por completo de la literatura,otros habrán tomado sus años de aprendizaje en el mundo literario y ya no hacen precisamente poemas
    pero igual escriben,todos ellos ya aportaron en su momento lo que tanto les apasiona.

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