El
plagio es una acción que puede evidenciarse con total transparencia, y sin
lugar a dudas. No es un hecho nebuloso, o un entretejido que no permite su
identificación, o que amerita de expertos y especialistas a fin de determinar
su cometido, y mucho menos es un tema exclusivo de los académicos o de
instituciones académicas. Lo mismo que un crimen no es solo interés de la
Policía, o la evasión tributaria es solo de interés de la SUNAT, o que una
epidemia es solo de interés del Ministerio de Salud.
El
plagio es un asunto de interés de la ciudadanía, en todo caso, debe serlo. Y para
detectarlo o identificarlo, no se precisa de la intervención exclusiva de una
institución educativa o de una comunidad de científicos o de instrumentos
sofisticados para detectar material microscópico.
Si
yo escribo “Perú es un proyecto en
marcha que demanda del concurso de toda las personas que ocupan su territorio” y
lo publico en una edición X, y alguien lo transcribe y no cita de acuerdo a
alguna de las normas de publicaciones, entonces está cometiendo plagio. Es una
omisión de la cita, sí; olvidó citarlo, sí; desconoce las normas de publicaciones,
sí; pero es plagio. No tiene otro nombre más que plagio.
Y
para detectarlo no necesito del auxilio de ningún experto, ni siquiera de un
software antiplagio; con el acceso a la tecnología de hoy en día, basta con
dominar a nivel usuario una computadora y conectada a internet. Lo que haría un
software antiplagio, es economizar tiempo.
En
suma, el plagio es un asunto de propiedad, de propiedad intelectual. Es un
atentado contra una propiedad, en este caso, de ideas escritas; es hurto, es
sustracción indebida de algo que pertenece a otro, es apropiación ilícita. ¿De qué
se trata? De ser original.
Y
así lo explica la Asociación Americana de Psicología APA (2010): “… existen
principios éticos y legales básicos que subyacen en toda investigación y
escrito académicos. Estos principios tradicionales están diseñados para
alcanzar tres objetivos: (1) asegurar la precisión del conocimiento científico,
(2) proteger los derechos y las garantías de los participantes en la
investigación, y (3) proteger los derechos de propiedad intelectual.”.
¿Y
qué debo hacer cuando transcribo un texto de otro autor para no ser acusado de
plagio? Es simple: citar. Entre otras cosas, de acuerdo a las Normas APA, debe
usarse comillas: “Se deben usar comillas para indicar las palabras exactas de
otro. Cada vez que parafrasee a otro autor (resuma un pasaje o reacomode el
orden de una oración y cambie algunas palabras), necesita darle crédito a la
fuente en el texto”. Y luego, entre paréntesis, indicar el autor, y el año de
la publicación. Además, indicar la fuente en el encabezado “Referencias”, al
final de la publicación, considerando ciertos datos.
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