lunes, 21 de mayo de 2012

LA UNPRG EN SUS TRECE (III)


(Cortesía: Boletín Virtual de la UNPRG, Año I - N° 4).
Elegidos los dos rectores, se procedió a las respectivas juramentaciones. Julio Tello, quien despachaba en los ambientes del Centro Pre-Universitario ubicado en la ciudad de Chiclayo junto a sus vicerrectores: Jaime Collantes Santisteban, como Vicerrector Académico; y Leopoldo Vásquez Núñez, como Vicerretor Administrativo; fue reconocido por el rector saliente Francis Villena Rodríguez, para el periodo comprendido entre el 12 de octubre de 2011 hasta el 11 de octubre de 2016. 
Ezequiel Chávarry, el segundo rector, fue reconocido por el Presidente de la Comisión Escrutadora; y desde ya, empezó a despachar en la oficina rectoral ubicada en la ciudad universitaria, conjuntamente a sus dos vicerrectoras: Enma Noblecilla Montealegre (vicerrectora académica) y Gloria Cam Carranza (vicerrectora administrativa).
No cabe pensar otra cosa que, el rectorado, ha dejado de ser un ente representativo de la universidad abocado a defender y promover el cumplimiento de sus fines y objetivos como institución educativa de nivel superior, para convertirse en un elemento capaz de proveer satisfacciones sin fin a  quien ose alcanzarlo, conjuntamente a sus aliados, menoscabando las normas establecidas que regulan su funcionamiento. No puede explicarse de otra manera que imaginando triquiñuelas y negociados apetitosos en su alrededor para que haya tanta guerra por alcanzarlo.
Que de pronto aparezcan dos rectores elegidos cuando la norma establece la elección de uno solo, en salvaguarda del cogobierno y la democracia interna en la universidad, resulta insólito. Desde una tribuna externa, se ve altamente vergonzoso, ruin, mezquino, troglodita, vil. Que por alcanzar un cargo (si es que sólo imaginamos que se trata de un cargo representativo), retornemos a nuestro antepasado cavernícola, es un hecho que nos obliga a husmear en la búsqueda de los factores causantes. Desde ya, imaginamos que son factores que ameritan un repudio total y abierto, un enfrentamiento tenaz a fin de salvaguardar la integridad institucional, y compensar los esfuerzos invertidos en promover la vida democrática, la salud social, la equidad, los valores socialmente aceptables.
La universidad, a quien compete la mayor responsabilidad en la búsqueda de alternativas que ofrezcan una convivencia humana propia de seres inteligibles y racionales, auxiliándose de la ciencia, la investigación y la técnica,; que precisamente ella, muestre incapacidad e ineptitud para regular su propia institucionalidad, indica que hemos llegado, como dirían algunos psicólogos,  a nuestro “máximo nivel de inoperancia”. Desde ya, la universidad ha dejado de ser tal. Se percibe entonces, que necesita, con suma urgencia, la intervención externa, antes que emita su último suspiro de vida; aunque aquella intervención externa —no ya la simple intervención del Comité de Orden y Gestión—, no garantice el saneamiento institucional que ha sido infestado en su totalidad, por el afán de poder y la competencia política incivilizada.
Lo sucedido en la primera semana de octubre de 2011, fue catastrófico. Un caso extremo. La máxima expresión de anti academicismo. A no ser que la politiquería, no la política, sea considerada una estrategia de aprendizaje, como algunos docentes así lo insinúan, lo dejan entrever, hasta lo predican… lamentablemente.
Una de las conclusiones de la referida Comisión Informante, sostiene que las elecciones paralelas “deslegitima todo acto electoral y que la existencia de dos rectores genera una situación de conflicto de autoridades y hostilidad entre los miembros de la Comunidad Universitaria”. Además de la participación irregular de representantes graduados[1], de la representación estudiantil[2], la convocatoria a elecciones por parte del vicerrector académico[3], la toma del claustro universitario, la suspensión de las actividades académicas; la convivencia universitaria en la UNPRG se había convertido en una convivencia insana, anómica e irrespetuosa de las normas democráticas y de toda norma reguladora de la Universidad Peruana.
En suma, la Comisión Informante, concluye que es imposible “una solución interna en la UNPRG”. Por lo tanto, recomienda a la ANR, “tomar una decisión que posibilite el retorno a la normalidad de las actividades académicas y administrativas” en dicha universidad. Obviamente, la situación había adquirido características insostenibles, y repudiables, por cierto; quedando una sola alternativa: La intervención.
La gravedad de los hechos estaba declarada, además de ser evidente no sólo por la comunidad universitaria, sino, por la comunidad en general[4]. La ANR, emitiendo la Resolución N° 1176-2011-ANR (de fecha 14 de octubre de 2011), declara en “situación de ingobernabilidad y graves irregularidades administrativas a la UNPRG”. En consecuencia, suspende al rector y vicerrectores, conformando en su lugar, una  Comisión de Orden y Gestión[5] por el plazo de 90 días, la que hará las veces de Consejo Universitario y de Asamblea Universitaria; asimismo, su Presidente, el primer vicepresidente y el segundo vicepresidente, harán las veces de Rector, Vicerrector Académico y Vicerrector Administrativo, respectivamente.
Desde entonces, la Comisión de Orden y Gestión (COG), asumió sus funciones y está gobernando a la UNPRG, en aras de recuperar la estabilidad institucional, necesaria para su normal funcionamiento. Ha modificado el Estatuto de la Universidad, el Reglamento General de la UNPRG, ha nombrado personal administrativo, ratificó el Plan Operativo Institucional (POI) 2011 y aprobó el POI 2012, legitimó nombramientos y contratos docentes, aprobó el Reglamento General de Elecciones, entre otras acciones de su competencia.


[1] Quedó sin efecto legal la resolución que los proclamó como representantes ante la Asamblea Universitaria, mediante Resolución N° 044-2009-CEU (de fecha 15 de mayo de 2009), emitida por el Comité Electoral Universitario.
[2] La vacancia de uno de ellos fue declarada por el rectorado, debiendo ser declarada por la Asamblea Universitaria.
[3] La convocatoria a elecciones no es competencia del vicerrector académico.
[4] Los hechos fueron informados oportunamente por todos los diarios y semanarios de circulación local, así como por la prensa televisada y radial, de la localidad. La UNPRG, se convirtió en un tema cotidiano de la colectividad lambayecana, de suma preocupación.
[5] Conformada de la siguiente manera: Presidente: Dr. Milthon Honorio Muñoz Berrocal (Ex Rector de la Universidad Nacional Agraria de la Selva); Vicepresidente Académico: Dr. Manuel Enemecio Castillo Venegas (Ex Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Piura); Vicepresidente Administrativo: Dr. Segundo Arístides Távara Aponte (Ex Decano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad Nacional de Trujillo).

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