viernes, 1 de enero de 2016

¿AGRESIÓN AL POLICÍA O A LA POLICÍA?


En las últimas semanas del 2015, los noticieros nos han nutrido de casos flagrantes de agresión a miembros de la Policía Nacional del Perú (PNP), en pleno ejercicio de sus funciones, por parte de ciudadanos y ciudadanas intervenidos por diferentes motivos. Una de ellas, la ciudadana Silvana Buscaglia Zapler, quien fue filmada y todo el país vio su agresión al agente Elías Quispe Carbajal, en el aeropuerto internacional Jorge Chávez del Callao, el 17 de diciembre de 2015. Como nunca antes, casi de inmediato, podría decirse, ella fue sentenciada a 06 años y 08 meses de prisión, y al pago de una reparación civil de 10 mil soles.

Otro caso es el del ciudadano Gonzalo Ignacio León Delgado (nieto de Genaro Delgado Parker, reconocido empresario televisivo), quien por agredir a un miembro de la PNP, el 24 de diciembre de 2015, fue sentenciado a 09 meses de prisión preventiva por un juzgado de la ciudad de Lima.

A partir de estos 02 casos, en las redes sociales se han propalado imágenes, información y comentarios sobre el tema, generando una especie de expectativas y asombro en la población, ante la inmediatez de las sentencias ante casos que en anteriores oportunidades pasaban desapercibidos.

Pero, al margen de las situaciones legales y la tipificación de las trasgresiones, llama la atención un tema de fondo. ¿Se está sentenciando por agredir a un miembro de la Policía, o por agredir a la Policía, es decir, a la institución policial? Definitivamente, no es lo mismo.

Por ejemplo, si el suboficial Elías Quispe Carbajal estaría vestido de civil y fuera de servicio, y es agredido por un ciudadano equis, no sería una agresión al policía, ni a la Policía, sino, al ciudadano. Entonces, la situación quedaría ahí.

Pero los casos difundidos, constituyen agresión a la Policía Nacional del Perú. Obviamente, en ese caso específico, representado en la persona del agente Elías Quispe Carbajal. Y si la agresión es a la Policía, llama la atención sobre la existencia de una percepción negativa y hasta de desprecio a dicha institución. Ya no se trataría de casos aislados, sino, de un tema sociológico que sugeriría un resquebrajamiento del contrato social, en tanto la institución policial padece de un grave problema de respetabilidad que ha dañado su imagen de tutelaje del orden interno. ¿Por qué, o cómo se ha llegado a ello? Habría que realizar un estudio particular para determinar las causales. Aunque la cotidianidad nos proporciona una respuesta hipotética que indica la existencia de agentes que no se identifican con los principios de la institución policial. Entonces, las agresiones reportadas, no son a los miembros de la Policía Nacional del Perú, sino, a la institución misma. Por supuesto, un grave tema sumamente nocivo para la convivencia democrática.

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