viernes, 27 de marzo de 2009

APEC 2008, UNA APUESTA AL FUTURO

En noviembre de 1989, se establece el Foro de Cooperación Económica Asia Pacifico (APEC), en Australia; 09 años después, se integra Perú, siendo uno de los 21 integrantes que coordinan permanentemente para “alcanzar la liberalización y la facilitación del comercio y la inversión al 2010 para las economías desarrolladas y al 2020 para las economías en desarrollo”, objetivos principales del Foro. Canadá, Chile, México, Estados Unidos y Perú (único país de la Comunidad Andina), son los únicos países del continente americano que participan en la APEC, y que esta semana, conjuntamente con los otros 16 miembros, han permanecido en la ciudad de Chiclayo, trabajando en las diversas actividades programadas con el fin de, como sostienen sus voceros, dinamizar las economías de los países miembros hasta “crear un ambiente seguro para el movimiento eficiente de bienes, servicios y de personas en la región”. La seguridad social, la seguridad energética, la protección ambiental y el crecimiento económico sostenible, han sido los fundamentos de las propuestas peruanas en este foro, así como el impulso de las medianas y pequeñas empresas, como generadoras de riqueza y empleo, siendo pertinentes con el gran objetivo de facilitar el comercio y la inversión, entre las economías de los países integrantes. Es evidente que la APEC juega un papel importante en el proceso de mundialización de la economía, fenómeno que necesita fronteras flexibles y abiertas a todo tipo de inversión que respete las reglas del libre mercado, pero también de una sociedad civil informada sobre el tema y que exprese conformidad, pero a la vez, que participe activamente y que entienda de qué trata todo este asunto. No obstante, países como el nuestro, tienen aún un largo trecho por recorrer para alcanzar una economía estable y sostenible —de acuerdo a los estándares de las demás economías participantes en el Foro—, y capaz de lograr un complemento saludable entre las cifras macroeconómicas y la realidad microeconómica de la mayoría de nuestros compatriotas. Mostramos aún, altos porcentajes de pobreza y extrema pobreza, y todos los males crónicos que ellas producen y reproducen. A pesar de los esfuerzos del gobierno y —aunque resulte poco perceptible— de algunas empresas e inversionistas nacionales y extranjeros, las necesidades que manifiesta gran porcentaje de nuestra población, demanda mayores esfuerzos y, por qué no, fe en el denominado pacto “Estado-empresa-sociedad” que ha comenzado a divulgarse en estos últimos días en la ciudad de Chiclayo, debido al encuentro MYPE que se realizó en el Coliseo Cerrado. Mario Paco Cosmópolis, Ministro de Trabajo, en dicho evento, manifestó que los pequeños empresarios tienen el reto de convertirse en los propulsores de una sociedad de creadores de riqueza y de empleos —pero, con responsabilidad social—, cumpliendo con el principal requisito de actuar dentro de la formalidad y en alianza permanente con el Estado. No temerle a la formalidad, porque es ella la que nos permitirá vincularnos a una economía mundial en pleno proceso de expansión y consolidación, y crecer dentro de su lógica y su dinamicidad. Lo que implica que las pequeñas empresas deben ir pensando en insertarse en mercados extranjeros. Por ello, en el marco de la 27° reunión del Grupo de Trabajo de Pequeña y Mediana Empresa de APEC, que se llevó a cabo el 24 y 26 de agosto, Stephen Lau, presidente de Sistemas de Información Electrónica de Hong Kong, manifestó que "cuanto más inviertan las Pymes en tecnología, capacidad y capacitación en sus empresas, tendrán mayores oportunidades de contar con productos innovadores y poder competir en el mercado internacional", más aun, si estamos suscribiendo tratados de libre comercio. Por tanto, APEC, en estos días, se nos presenta como una oportunidad que nos permite no sólo presentar propuestas y discutir el diseño de planes y proyectos que ayuden a superar y vencer los desafíos de una economía basada en la libre competencia; también nos permite conocer las peculiaridades y ritmo de economías y sociedades de otras partes del mundo. Nos permite imaginar un posible escenario futuro en el cual, nuestro país, es un gran país capaz de atender las necesidades de su población, en armonía con un mundo también articulado y deseable de vivir en él. El desafío es gigantesco, más aun, si percibimos, entendemos y asumimos la heterogeneidad de la sociedad peruana, no como un escollo y un muro que nos es inminente derribarlo, sino, como un estímulo, un recurso y un potencial que necesitamos explotar y enriquecer, bajo los principios de la inclusión social y la conjunción de las diferencias culturales, a fin de construir una sociedad saludable y capaz de construir su futuro en el cual, la persona humana, es realmente el centro y el eje de todas sus actividades. Y que la idea fuerza de APEC 2008 “Un nuevo compromiso para el desarrollo de Asia Pacífico”, constituya un buen pretexto para que gobernantes y gobernados, asuman nuevos desafíos que contribuyan a la construcción de un pacto social donde la economía se perciba como un conjunto de actividades que antes que datos estadísticos, refleje y priorice el bienestar de todas las personas sin excepción alguna (incluso a aquellas que no tienen ni un Nuevo Sol para invertir), y no sólo de empresarios, inversionistas o grupos de poder. (Artículo que publiqué en la página política del Suplemento Dominical del Diario La Industria de Chiclayo, el día domingo 31 de agosto de 2008.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario