lunes, 25 de mayo de 2009

LOS ROSTROS DEL PERÚ

A partir de la segunda mitad del siglo pasado, observamos un fenómeno migratorio sin precedentes del campo a la ciudad, que algunos estudiosos llamaron la “descampenización del campo” y otros la “cholificación” de Lima, y hasta podríamos referirnos a este proceso como la “serranización” de la costa peruana. Este hecho provocó una especie de trauma social en los estratos sociales superiores de la capital y transformó a la costa, y especialmente a Lima, en franjas costeñas pluriculturales y altamente heterogéneas, que devinieron en fuentes de conflictos sociales cada año más complejos e insolubles. Tanto así que nuestro filósofo Sebastián Salazar Bondy se refirió a Lima como “La horrible”, y Mattos Mar como el desborde popular que fue capaz de transformar la formalidad de una gran ciudad en expansión en una informalidad incendiaria que amenazó, en la década de los 80, despedazar al Estado de derecho, según Hernando De Soto, llamándolo “el otro sendero”, en alusión al primer Sendero –brutalmente sangriento y criminal, por supuesto– que perseguía lo mismo, pero por medio de la lucha armada. Ello nos permitió percibir la variedad de naciones, diversas y pluriformes, que habitaban esta área geográfica que por alguna simpática e histórica razón, empezó a llamarse Perú. Son decenas de rostros, por no decir cientos o miles, que configuran este complejísimo país que no cesa en su lucha por convertirse en una gran sociedad, saludable y próspera, sin apartarse de los principios democráticos. Sin embargo, el Estado, con sus medidas muchas veces inconsultas en nombre de una legitimidad que le es dada, genera situaciones beneficiosas no equitativas, lo que nos proporciona la oportunidad de recordar que este país está poblado y formado por sociedades diversas y heterogéneas. En los últimos días, las comunidades amazónicas, indígenas o nativas, han tomado por asalto las carreteras, puentes, plazas y calles, con el mismo ímpetu como lo han hecho con las primeras planas y titulares noticiosos de todo el país. El Ejecutivo, optó por aprobar decretos leyes que las comunidades indígenas consideraron nocivas para sus intereses. Decretos que respondían al proceso de implementación del acuerdo de promoción comercial suscrito entre el Perú y los Estados Unidos de América (TLC). Pero como sabemos, este Tratado fue firmado en medio de olas de protestas –también callejeras y algunas veces desbordantes– que algunos grupos políticos, instituciones no gubernamentales y sectores de la sociedad civil organizada, no aprobaban en su totalidad. Los pueblos amazónicos, están constituidas por pequeñas naciones bien organizadas (con sus propias leyes y costumbres), que tienen por lengua materna a idiomas diferentes al castellano. Las culturas que ellos y ellas, crean y recrean, expresan percepciones que difieren con las nuestras. El agua es de Dios, por ejemplo, por lo tanto no se puede vender; los recursos de sus bosques, pantanos y ríos, no pueden convertirse en bienes comerciales porque es parte de la naturaleza, y la naturaleza es sagrada, por lo tanto, no debe ser destruida. La tierra nos da la vida, el alimento, la salud; no debe ser usufructuada. Estos esquemas culturales, aparentemente intrascendentes, se convierten en la raíz que sostiene y alienta sus luchas en contra de medidas como el DL Nº 1090, aprobado en el mes de junio del año 2008, que aprueba la Ley Forestal y de Fauna Silvestre. “De esa forma –sin participación ciudadana–, no queremos la inversión privada” declaró un dirigente de las comunidades en pie de lucha, durante más de 40 días. “Nos quieren quitar nuestras tierras” (aludiendo a los decretos legislativos Nº 1015 y 1073), dicen los nativos; y aunque eso sea más mito que realidad, los aglutina de tal forma que son capaces de jaquear al Estado de derecho, y hacerlo retroceder en sus intenciones y objetivos, elaborados unilateralmente. La protesta ha sido tan continua y tenaz, que la Comisión de Constitución del Congreso de la República, ha declarado la inconstitucionalidad de los decretos cuestionados, lo que devendrá en la derogación de los mismos. Pero Antonio Brack, Ministro del Ambiente, ha manifestado su pesar y desacuerdo con ese devenir. Pero “Los pueblos indígenas amazónicos no entienden el desarrollo igual que los gobiernos” acotó Alberto Pizango, representante de AIDESEP (Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana, conformada por 64 pueblos indígenas, que representan a más de 1,300 comunidades dispersas en toda la amazonía peruana); también dijo que estaban dispuestos a morir defiendo sus tierras. “Si el Gobierno viene a matarnos, pues, que nos mate”, declaró. Hasta la CGTP y la CPS (Coordinadora Política Social), realizaron una marcha por la ciudad de Lima hasta llegar a la sede de la Presidencia del Consejo de Ministros, en apoyo a la protesta de las comunidades amazónicas. Sin embargo, para Mayta Cápac Alatrista Herrera, titular del INDEPA (Instituto Nacional de Desarrollo de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuano), la protesta de las sociedades amazónicas, “es producto de una mala información” que les es proporcionada por personajes que no piensan en función del país, sino, de grupos organizados. Pero olvida que nuestro país es, precisamente, una compleja red de grupos sociales organizados, muy diferenciados y hasta irreconciliables. Es un país profundamente fragmentado. En sí, lo que exigen y por lo que protestan las comunidades amazónicas, es el hecho de haber aprobado leyes que afectan sus costumbres y modos de vida, sin su participación. Aunque el Premier Yehude Simon haya repetido que el gobierno tiene un “profundo respeto por las comunidades nativas”, así como un “profundo deseo de diálogo”, de escuchar sus problemas y de buscar juntos las soluciones más convenientes. Pero a la mesa de diálogo que se instaló, no asistieron los representantes de los pueblos amazónicos. Por otro lado, el Partido Nacionalista y la bancada nacionalista, responsabilizan al Presidente Alan García, a la bancada aprista y al Partido Aprista, de “no dar soluciones” a la problemática de los pueblos amazónicos. Por su parte, Javier Velásquez, Presidente del Congreso, ha manifestado que muchos han apoyado la derogatoria del DL Nº 1090, sin conocer su real contenido; pero consideró un error del gobierno no haber realizado una adecuada y oportuna difusión de las normas que originaron las protestas en contra de su vigencia. El Estado nuevamente es, en este caso, la fuente de las discordias al aferrarse a una sola visión unilateral de la realidad peruana, al aplicar una óptica inflexible y muchas veces intolerante ante las demandas y exigencias de sus grupos organizados. El conflicto generado por la vigencia o no de los decretos legislativos altamente cuestionados, no es sólo entre bancadas ideológico-partidarias en el Congreso, sino, entre éste poder y el Ejecutivo. Fue el día 14 de mayo, cuando los congresistas integrantes del Grupo Especial “Compromiso Democrático”, presentaron oficialmente el Proyecto de Ley Nº 3266/2008-CR que deroga 08 decretos legislativos, entre ellos el DL Nº 1090. (En su exposición de motivos, el Proyecto de Ley, señala que la protesta de los pueblos indígenas ha alcanzado niveles de lucha permanente, generando “una inestabilidad política que afecta la inversión y el desarrollo sostenible de la Amazonía”). Pero fue el martes 19 de mayo, cuando la Comisión de Constitución del Congreso, aprobó por mayoría la inconstitucionalidad del cuestionado DL, en respuesta a la propuesta de su derogatoria sustentada por el congresista Daniel Abugattás, amparándose en el artículo 66 de la CPP, el cual señala que sólo mediante ley orgánica puede regularse lo que pretendía hacerlo el DL Nº 1090. No obstante, hasta el cierre de esta edición, estaba en espera su debate en el Pleno del Congreso, para su respectiva aprobación y la definitiva derogación del indicado decreto legislativo. Con este hecho, queda garantizado el derecho de propiedad de las comunidades nativas sobre las tierras que ocupan y poseen, han declarado sus defensores, quienes también lo consideran un triunfo y un avance hacia la armonía y la paz en la amazonía. Mientras que el representante de AIDESEP, Alberto Pizango, declara que la declaratoria de inconstitucionalidad de la norma contra la cual se declararon en insurgencia, muestra que sus reclamos han sido “justos”. Una lógica disparidad de opiniones y pareceres –aunque poco deseable y seriamente preocupante–, en un país de múltiples rostros. (Artículo que publiqué en el suplemento DOMINICAL del diario LA INDUSTRIA de Chiclayo, el día domingo 24 de mayo de 2009)

1 comentario:

  1. Sin duda un articulo y analisis bastante interesante que hubiese servido al gobierno a no cometer las torpezas que hoy nos lamentamos en victimas inocentes, bien haría el gobierno en convocar a profesionales como usted y no rodearse de incapaces

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