martes, 3 de noviembre de 2009

VALORES, SOCIEDAD E INDIVIDUO

Las campañas mediáticas que promocionan el rescate de valores en nuestra sociedad, nos revelan que desde las altas esferas del poder, pasando por los gremios empresariales e instituciones transnacionales sin fines de lucro, hasta la sociedad civil (no necesariamente organizada), existe una preocupación real respecto al imperio de los “antivalores” o “contravalores” que ha comenzado a frenar, sino a socavar, el afianzamiento de la democracia en nuestro país. Sabemos que los valores son principios que hacen que las relaciones que establecemos con objetos y situaciones, toquen nuestra voluntad, sensaciones y conocimientos; e implican experiencias que van más allá de la simple contemplación, nos mueven a actuar y asumir una postura y decisiones a raíz de tales relaciones. Un atentado genocida, un acto corrupto, una promesa no cumplida, un cadáver en la vía pública, una dinamita, etc.; son objetos y situaciones que, frente a frente a nuestro esquema de valores, nos estimulan para asumir una actitud a favor, en contra o de indiferencia. La discusión de la naturaleza y clasificación de los valores es tarea de la axiología. Evidentemente, no hallamos problema alguno al clasificarlos en valores individuales y valores sociales; la dificultad radica cuando intentamos priorizarlos. Si son o no, simplemente la proyección de los deseos y necesidades del individuo, prescindiendo de los deseos y necesidades del cuerpo social, es también desafío de la axiología, aclararlo. Otra gran dificultad encontramos cuando los jerarquizamos. Scheler, Hartman y Spranger, ya se ocuparon de ello. Casi coinciden en colocar en primer plano a los valores vitales (conservación de la vida), siguen los valores sensibles (percepción del mundo); y tercero, los valores espirituales (explicación de la existencia). Si asumimos esa escala de valores, podríamos intuir que las campañas mediáticas llevadas a cabo, tendrían que recorrer un larguísimo camino para siquiera aproximarse a sus objetivos. Pues, ellas inciden en rescatar los valores sensibles. Verdad, justicia, ecuanimidad, solidaridad, paz, honestidad, orden, limpieza, etc. ¿Como esperar que un individuo que padece hambre, no hurte, sea solidario, practique la justicia, diga la verdad, etc.? (Disculpen el matiz populista. Difícil evitarlo) Los axiólogos afirman que a un individuo podríamos tildarlo de moral o inmoral, sólo si es absolutamente libre pata tomar decisiones y ejecutarlas; no sujeto a ninguna presión —o voluntad— externa (superior, manager, tutor, etc). La responsabilidad es individual. Si un sujeto, por propia voluntad, prefiere priorizar los valores espirituales antes que los valores vitales, es su decisión. En cambio, si para proteger su puesto de trabajo o para salvaguardar un clima laboral amical, avala o encubre las tropelías de algún compañero o del jefe, ¿Será un inmoral? Está cuidando su puesto de trabajo que para él significa proteger la vida y la salud (valores vitales), suyas y las de su familia. Y proteger su vida, para él, es un valor supremo... Si no rescatamos y defendemos los valores vitales, difícil, muy difícil, hacerlo con los otros.

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