domingo, 6 de diciembre de 2009

LAS ALAS DEL PODER

Desde tiempos inmemoriales —podríamos decir—, el máximo sueño del hombre era volar. Volar como los pájaros, surcando los cielos y experimentar sensaciones de libertad extrema e ilimitado poder, al cruzar fronteras y aterrizar en cualquiera de los confines del mundo, obteniendo satisfactorias e inolvidables experiencias. Estas mismas satisfacciones que parecieron sólo haberse experimentado desde el primer globo aerostático (S. XIII) o desde el primer aeroplano (casi 100 años después) puestos en acción, pasando por los modernos aviones, cohetes y trasbordadores; han sido obtenidas por algunos de nuestros magistrados, congresistas, y sabrá Dios, qué otro personaje de nuestro sector público. “Ser una institución de calidad, diferente, que descansa en un sistema de valores” es el anhelo institucional de la Universidad Alas Peruanas, y para ello se ha planteado la tarea de “Formar hombres nobles y sabios que respondan con eficiencia y efectividad a las innovaciones que se desarrollen en nuestro país”. Entonces, podríamos pensar que los vocales supremos Francisco Távara Córdova y Jorge Solís Espinoza (con sus respectivas esposas), son parte de este equipo de hombres a los cuales la Universidad los convertirá en “nobles y sabios”, al igual que a otros funcionarios que han sido o son beneficiarios de su gran espíritu solidario. (Francisco Távara, después del escándalo, fue sacado del cargo de Presidente de la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema). Sin embargo, inmediatamente después del escándalo que involucra a dichos magistrados, la Dirección de Imagen Institucional de la universidad emite un comunicado en el que asegura que ninguna de sus actividades tiene la intención de “subordinar conciencias”. ¡Qué tal sabiduría! En esta línea, la ministra de la Mujer, Nidia Vílchez, ha pedido que no se exagere el caso de esta institución universitaria, cuando ya la presidenta de la Comisión de Ética del Congreso, Martha Hildebrandt ha expresado su malestar frente a la actitud no colaboradora de esta universidad al no asistir a las citas de la Comisión de Educación. Al parecer, es una institución a la que no se le puede tocar ni con el pétalo de una rosa, dijo muy disgustada la congresista Hildebrandt. En este casi perfecto y muy efectivo tejido de redes sociales realizado por la “seudouniversidad” (así la llamó Martha Hildebrandt), el congresista Mauricio Mulder (otro de los beneficiarios, y que considera que todo cuestionamiento ético sobre el tema, es “hilarante”), no ve por ningún lado, delito alguno (coincidiendo con el rector de esa casa de estudios, Fidel Ramírez Prado, asegurando que son actividades estrictamente académicas, o “comisiones de trabajo”). Mientras que su compañero de bancada, Aurelio Pastor, después de tanto entramado descubierto, se arrepiente de haberse asociado con esa institución educativa. Pero el hecho que los congresistas apristas Hilda Guevara y César Zumaeta, (vice-Rector de la filial de Ica), Edgar Núñez y Wilder Calderón (asesor de la universidad, el primero; y ambos, miembros titulares de la Comisión de Educación), hayan establecido vínculos comerciales y laborales con dicha universidad, es un caso que traspasa los límites de la ética, la decencia y el respeto a sí mismo. Es incompatible con la función congresal, dijo la congresista Marisol Espinoza, al fundamentar el pedido de una acusación constitucional con aquellos parlamentarios, porque la labor de congresista es a tiempo completo y a dedicación exclusiva. Los congresistas Mercedes Cabanillas (miembro accesitario de la Comisión de Educación), y José Vargas (vocero de la bancada aprista), también viajaron al exterior con viáticos pagados por la cuestionada universidad privada (cónyuge incluido). Igualmente, el congresista opositor Rafael Vásquez, es otro beneficiario de los viajes financiados por Alas Peruanas. Es todo un record de eficiencia y efectividad empresarial, en un país donde las inversiones extranjeras están arrasando con casi todo, o simplemente es una nueva y más eficaz manera de hacer dinero, generar riqueza y “engrandecer a la patria”. Quizá también, sea una novísima estrategia pedagógica —peruanísima, por cierto— de alcance global. La Universidad Alas Peruanas, fue creada oficialmente el 26 de abril de 1996. Hasta la fecha, y a nivel nacional, cuenta con 27 filiales, 09 unidades académicas, 05 institutos superiores tecnológicos, 02 instituciones educativas (de inicial, primaria y secundaria), 07 emisoras radiales, 08 canales de televisión locales y 01 por cable, 02 programas de televisión de señal abierta y 02 más en televisión por cable. (El actual alcalde de Lima, Luis Castañea Lossio, es estudiante matriculado en la especialidad de Arquitectura). Haber logrado todo esto en menos de una década y media, en una época donde el mercado peruano, en este rubro, se ha vuelto altamente competitivo, es un hecho que induce a pensar que a parte de las habilidades y técnicas de mercadeo aplicadas, ha sido necesario el auxilio de otros factores muy bien conocidos por gran parte de nuestros empresarios, grandes, medianos y pequeños. Hernando De Soto nos advierte que en el Perú, el empresario está más abocado en obtener prebendas políticas del Estado que en explorar científicamente sus potenciales mercados. Hasta tres miembros del Consejo Nacional de la Magistratura, han confirmado sus vínculos con la polémica universidad; y se habla también de un convenio resuelto entre ésta y Palacio de Gobierno para brindar servicios educativos. El presidente del Poder Judicial, Javier Villa Stein, ya expresó su disconformidad con la actitud de los magistrados involucrados y ha manifestado claramente que son conductas cuestionables y “tiene que caer quien tenga que caer”, aseveró, después de arrepentirse de autorizar el viaje del magistrado Távara. Podemos suponer que después de los “petroaudios”, el caso de “alas peruanas”, es otro gran fenómeno de corrupción en lo que va del quinquenio gubernamental. Pero el mayor impacto ha sido contra la imagen de nuestro Poder Legislativo. Una raya más al tigre. Últimamente, Gustavo Espinoza ha sido desaforado con 75 votos a favor, y en ese camino va la congresista Rosario Sasieta (¿“lava pies”?), investigada por sus viajes al exterior, costeados por el Congreso (Japón, España e Italia, Estados Unidos y Panamá, son algunos de sus destinos). Según investigaciones periodísticas, la congresista Sasieta, en el presente año, ha solicitado 16 licencias por diversos motivos, y el cuestionamiento que se ha generado sobre ello, no tiene nada que ver, evidentemente, con su género u opción sexual, que sólo pertenece a su vida personal y privada. Ella, ha sostenido que la quieren “tumbar”. ¿De dónde? En todo caso, es un Congreso que se cae por sí solo. Pues, un 84,2% de encuestados, dice no confiar en él, en un sondeo realizado por el Grupo de Opinión Pública de la Universidad de Lima. Esperemos que levante vuelo, con sus propias alas, y sin arañar los límites de la ética.

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