lunes, 1 de febrero de 2010

TIERRA INUNDADA, GANANCIA DE MERCADERES

No sólo el pánico de haberse quedado varados en una tierra lejana y hasta extraña es lo que mantuvo angustiados a los cientos de turistas que decidieron ver de cerca los vestigios de una grandeza imperial en la ciudad del Cusco, sino, la ambición mercantilista y nada solidaria de algunos mercaderes que estuvieron cobrando varios cientos de dólares para evacuarlos de ese aislamiento que se volvió insoportable.
Aunque las autoridades gubernamentales hayan desmentido toda irregularidad en las labores de evacuación de la población varada, el desagradable sabor del más primitivo mercantilismo ha quedado grabado y ha despertado dudas en la ciudadanía, que todavía existen quienes buscan lucrar con el dolor y la desgracia ajenos, y hasta la sospecha de una intención de aprovechamiento por algún personal del sector público, estuvo latente.
Son criterios técnicos los que han primado en el traslado de las personas aisladas por el azote de la naturaleza, y no se ha identificado ningún favoritismo en ningún momento, aseveró el premier Javier Velásquez Quesquén, el mismo día que anunció el destino de 13,2 millones de soles para atender las necesidades de las poblaciones afectadas en la zona sur del país; también dijo que los problemas presentados en los primeros días de las labores de rescate, no responderían a la falta de dinero, sino, de organización.
Sin embargo, el gobierno se vio obligado a suspender y prohibir todo vuelo privado a la zona de emergencia, a la que sólo naves de la ayuda oficial participaron en las actividades de rescate; actividades que hasta el cierre de la presente edición se aproximaban al número de mil personas rescatadas.
En un primer momento, y según declaraciones del ministro de Comercio Exterior, Martín Pérez, aproximadamente se rescatarían 1,500 hombres y mujeres a través del puente aéreo que fue necesario tender entre Ollantaytambo y Aguas Calientes (Machupicchu), en el Cusco, maltratado por diluvios, inundaciones, desbordes, huaycos y deslizamientos de cerros, al igual que otras localidades del sur del país.
Mientras tanto, y mostrando mucha confianza en los funcionarios responsables del rescate de los cientos de varados en la localidad de Aguas Calientes (Cusco), el jefe de estado, viajó a la ciudad de Tumbes para declararlo departamento “libre de analfabetismo”, meta que también espera lograr a nivel nacional, al término de su mandato.
Pero la desesperación de los afectados por la fuertes precipitaciones pluviales en la Capital Arqueológica de América, y la lentitud en el traslado aéreo, más las sospechas y denuncias no formales de irregularidades en esas actividades (“el que tiene dinero, en este caso, dólares americanos, logra salvarse más rápido”), y a pesar que el canciller peruano José Antonio García Belaunde, aclaró que no necesitábamos ayuda internacional, los gobiernos de Chile y Argentina ofrecieron su ayuda mediante el envío de naves aéreas (un Hércules C-130, de la Fuerza Aérea Chilena; y un avión Fokker y un Hércules C-130, ambas, naves militares argentinas), para agilizar el rescate de los turistas, y de preferencia, de sus respectivos compatriotas. (Aproximadamente, 300 turistas chilenos habían quedado varados en la zona del desastre. Colombia también ofreció su ayuda en las labores de rescate; pues, 20 de sus ciudadanos, se encontraban ahí).
El gobierno peruano, sin embargo, siempre mostró optimismo en el rescate de los afectados, al ordenar el vuelo de 11 helicópteros a Machu Picchu, señalando que la única objeción podría ser la variación repentina en el comportamiento de la naturaleza. El gobierno está preparado para afrontar este tipo de desastres, expresó el canciller García Belaunde, por lo tanto, “agradece el apoyo brindado y quizá podrá necesitarlo en algún momento".
Al parecer, la idea de una corruptela en las labores de rescate en la ciudad imperial, antes que la gravedad y número de los afectados, fue lo que determinó el traslado a la zona misma de los hechos de diversos funcionarios de alto nivel del gobierno central, como se dice, para “poner orden en la casa”.
Las primeras víctimas, fueron la turista argentina, Lucía Ramballo y el guía Washington Huaraya, compatriota nuestro, bajo la mortal caída de lodo en los primeros días de la emergencia. Costo humano que el ministro de Comercio Exterior y Turismo, Martín Pérez, lamentó públicamente; quien también aseguró que en ningún momento hubo preferencias en la evacuación de los pasajeros.
Para nuestros políticos que están en carrera electoral, la naturaleza nos ha dado una muy buena lección aprendida. Lo que no pueden hacer los contrincantes y adversarios en competencia, destruir nuestras reservas de esperanza y fe en alcanzar el triunfo electoral, lo puede hacer una naturaleza violenta y agresiva, como repentina, aliada a nuestra falta de políticas de prevención y escaza o deficiente organización frente a emergencias no causadas por mano humana. Pero la lucha no es contra la naturaleza; es contra pillos, delincuentes y mercaderes sin bandera y sin patrones éticos socialmente aceptables.

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