domingo, 30 de enero de 2011

CANDIDATO QUE NO HAS DE BEBER…

No podría ser de otra forma. Después de tres décadas —descontando algunos meses del funesto 1992— de vivir en un estado de derecho; de festejar y venerar, mal que bien, a una democracia que nos provee de ilusiones más que de realidades, de frustraciones más que de triunfos, de riquezas para unos pocos y miserias para otros muchos; estamos cosechando lo que hemos sembrado.
Es el país de todas las sangres, escribió sabiamente uno de nuestros académicos indigenistas, después de convivir en este pintoresco país que no terminamos de construir. Podemos decir ahora, no con la satisfacción ni la algarabía de las buenas nuevas, que tendremos un Congreso de todas las sangres, de todos los oficios, de todos los géneros. Además, no olvidemos que “Los congresistas representan a la Nación” (CPP, artículo 93º). Cantantes, conductores de programas televisivos, vedettes, bailarinas, deportistas, y los infaltables “tránsfugas”, ambicionan una curul de las 130 —quiera Dios que no sume ni uno más— que serán entregadas este 10 de abril. Rostros nuevos como también aquellos que ya ni siquiera caben en el término “viejos” porque ya sobrepasaron la valla de la tolerancia a la inoperancia, la desidia, la sinvergüencería y la viveza criolla.
(Nadie duda que la labor de un congresista sea legislar, fiscalizar y designar a algunos funcionarios públicos. Pero esta función casi nada tiene que ver con las habilidades personales en un antro donde pululan las negociaciones bajo la mesa, los intereses creados y el chantaje. La dictadura de las mayorías, realmente, adquiere cuerpo y vigencia innegable, en este Congreso. El transfuguismo pudo haberse interpretado como un acto de rebelión contra esa situación, pero tampoco fue así. Pero que los candidatos al Congreso, estén prometiendo obras como si fueran ejecutores o los benefactores de un régimen dictatorial; desdibuja su naturaleza parlamentaria y legislativa).
¿Esto es democracia?, sí es democracia. Si después de las alianzas, pactos, contubernios y negociaciones al más puro estilo del libre mercado; tenemos listas de candidatos y candidatas que sorprenden, distraen, entretienen y nos roban burdas sonrisas con sabor a desencanto; es producto de esa igualdad de condiciones —que las leyes nos garantizan— para postular a un cargo público de elección popular. A excepción de la edad y la ciudadanía de nacimiento, ningún otro factor es limitante para candidatear a uno de los cargos que elegiremos en el mes de abril.
Un candidato no necesariamente tiene por qué encajar en nuestras preferencias para sentirnos ciudadanos —de “primera clase”, diría Alan García sin desinflar su histórico ego colosal— y asistir orgullosos a depositar nuestro voto en las urnas. Si ninguno de los candidatos se nos presenta merecedor de nuestro voto —“informado”, lo llaman los especialistas en la materia—, tenemos la opción del voto en blanco; e incluso, el voto nulo. Si hay algo totalmente hermético y confidencial en este país de chuponeos, es la cámara secreta. En este lugar, con un lapicero en una mano y en la otra la cédula de sufragio, somos los reyes del universo. Candidato que no hemos de beber, dejémoslo correr.
Cuando algunos analistas cuestionan las candidaturas de deportistas, vedettes y cantantes; en fin, de ciudadanos y ciudadanas que ellos mismos se definen como “no políticos”; e incluso, algunos analistas hablan de la necesidad de “profesionalizar” el congreso y la política peruanos, son ideas y aspiraciones que resultan incoherentes e innecesarias en este país donde sus gobernantes elegidos legítimamente a lo largo de su historia, de muy poco nos ha servido su grado de instrucción o experiencia gubernamental a la hora de analizar, evaluar o calificar sus acciones, decisiones y obras realizadas.
Lo mismo sucede con los gobiernos locales y regionales. El grado de instrucción es un factor no compatible con el arte de gobernar. No necesariamente, el profesional es mejor gobernante que el no profesional; el de mayor edad que el joven; el experimentado que el novato; el científico que el empírico. La política como la relación gobernantes-gobernados, es tan compleja e ininteligible como la naturaleza humana y la vida en sociedad.
“la mejor defensa es el ataque”, es un principio puesto en práctica que encandila y hace más atractiva la presente campaña proselitista. Mientras unos pasan de la “ppkarreta” al “ppkamióm”; otros van en su “mionca” o a paso ligero recorren los lugares más recónditos de nuestra ciudad capital y del país; ofertando sueños y promesas de las más estrafalarias y demagógicas como, la creación de dos millones y medio de puestos de trabajo (Luis Castañeda); la duplicación del sueldo a maestros (Alejandro Toledo); una lucha frontal contra la corrupción (Ollanta Humala); servicios básicos a la totalidad de los hogares peruanos (Keiko Fujimori); entre muchas otras.
La posibilidad de indultar al ex presidente condenado a 25 años de cárcel por autoría mediata de crímenes de lesa humanidad, es otro de los temas que levanta tanto polvo, como la legalización de la unión civil o matrimonio entre homosexuales. Temas que han contribuido a condimentar esta batalla al extremo de obligar, en el segundo caso, a la Conferencia Episcopal Peruana a intervenir con sus declaraciones de oposición al tema. El monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, su presidente, sentenció que la iglesia “ha defendido, defiende y defenderá siempre el matrimonio entre un hombre y una mujer”, porque el matrimonio antes que una obra humana, es una “institución divina”; mientras que en el primer tema, sólo en caso de enfermedad terminal y por razones humanitarias podría ser viable (Toledo, Kuzcynsky, entre otros); pero no, si ello es una sinvergüencería (Ollanta). Por su parte, los fujimoristas, siguen creyendo en la inocencia del ex presidente y en la injusticia de la pena.
En la actualidad las leyes electorales sobre las campañas proselitistas son más específicas. Por ejemplo, que los gobernantes no intervengan en la campaña; aun así, los artilugios cada día son más sofisticados para violar las normas sin levantar sospechas. “Yo le pido al presidente García que deje de hacer campaña” pidió Toledo, lo mismo que Kuzcynsky, cuando expresó que “el gobierno tiene medios que nosotros no tenemos”.
Los dardos van y vienen de uno y otro lado. “Solidaridad es la hija protegida del presidente de la República” declaró Alejandro Toledo, aludiendo a la desigualdad de condiciones en la que se está compitiendo, porque Castañeda cuenta con el apoyo de Alan García. En respuesta a la alusión, Castañeda prefirió decir que su cabeza está en cosas más importantes como “sacar al país de la pobreza”. Kuzcynsky, seguro de sí, dijo que no necesita bendiciones de nadie, “yo me cupo de mi chamba” aseveró; mientras que Keiko pidió que “dejemos a un lado los ataques personales”.
Toledo, Castañeda, Keiko y Ollanta; son quienes van liderando esta carrera de 12 —eran 13— competidores por el sillón presidencial, aunque Kuzcynski, manteniéndose con sus propias cifras, no se deja amilanar por la adversidad de la poca preferencia electoral dibujada en las encuestas, sin esperanzas de modificación. “Dejad que los votos vengan a mí” parece ser el parafraseo que guía las acciones y actividades de los más de mil candidatos, en esta contienda que no deja de ser un arroyo en el camino que no todos estamos animados a beber de sus aguas.

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