jueves, 20 de enero de 2011

HETEROGENEIDAD Y CIUDADANÍA

Las cifras oficiales del II Censo de Comunidades Indígenas de la Amazonía Peruana 2007, nos confirmaron la presencia de 60 etnias (pertenecientes a 13 familias lingüísticas), distribuidas en 11 departamentos (07 de ellos, pertenecientes a nuestra región andina). De las 60 etnias, sólo 51 de ellas fueron empadronadas, “debido a que algunas etnias ya no conforman comunidades al ser absorbidos por otros pueblos, además de existir etnias que por su situación de aislamiento es muy difícil llegar a ellas” (INEI, 2007). El Estado, el todopoderoso, por razones geográficas, no puede hacer contacto con todos sus habitantes.
Casi 333,000 indígenas, compatriotas nuestros, crean y recrean una cultura diametralmente diferente a la que podríamos considerar la “cultura oficial”. Ellos y ellas, que apenas constituyen un poco más del 1% de la población total, nos invitan a reflexionar a quienes confiamos en la formación de una ciudadanía y civismo que facilite una convivencia peruana, sin pensar en eliminar las diferencias culturales. Aquí, el gran desafío del Estado, como agente rector y organizador de la convivencia social; pero también de los ciudadanos y ciudadanas que, sin haberlo deseado, hemos construido y manejamos una percepción insuficiente de civismo, patriotismo y ciudadanía.
Peor aún, en casos extremos, asumimos a la ciudadanía solamente como sinónimo de ejercicio de deberes y derechos. Y dentro de los deberes, el pago de impuestos y el sufragio; mientras que en el caso de los derechos, el beneficio de una remuneración justa y el goce de estabilidad laboral. Para nuestros compatriotas, que llamamos indígenas o nativos, ello quizá, signifique poca cosa o ninguna. Entonces, la creación de una identidad nacional, esa que confundimos con “uniformización de la cultura” u “homogeneización de cosmovisiones”, se convierten en procesos sumamente torpes que arrasarían con muchas de las libertades consagradas en nuestra Constitución Política.
Resultaría irónico, hoy en día, discutir si nuestro país es o no, un país heterogéneo. Coincidimos en que lo es. Y lo es de tal manera que nos enfrenta a una tarea que desafía toda lógica, todo convencionalismo científico, toda ideología, todo programa político, si pretendemos construir ciudadanía. Entendida ésta, como un proceso capaz de reconciliar diferencias y capaz de crear una convivencia fraterna y sostenible, de absoluto respeto a las normas, en un país no sólo heterogéneo, sino, fragmentado a grados extremos, como el nuestro. Esta tarea se convierte en una utopía. Una utopía de esas que nos enrostra responsabilidades históricas, y que nos obliga a reflexionar sobre la viabilidad de nuestro país como tal, sin desatender los imperativos democráticos. (En esta lógica, el “baguazo” nos dictó una sangrienta lección).
Una tarea, de todas maneras, insoslayable; casi vital. Pero una tarea compartida, en la que todos los que habitan este territorio, deberán asumir como una urgencia a riesgo de perdernos en el caos y el desencanto de por vida. Si bien es cierto, la escuela juega un papel fundamental en esta tarea, necesita del auxilio de toda la sociedad en su conjunto. Gobernantes y gobernados, estamos llamados a contribuir desde nuestras tribunas, a construir ciudadanía, a promover su ejercicio, a facilitar su consolidación, y a preservarla de toda amenaza.
Ciudadanía, ahora también, entendida como sinónimo de interculturalidad. Donde el gobernante también se sienta y actúe como gobernado; el profesor, como estudiante; el padre, como hijo; el profesional, como analfabeto. Ello, sin tomar mano necesariamente de la restructuración jurídica, porque si algo abunda en nuestro país, es leyes y aspirantes a legisladores. Esto constituye nuestra utopía.
Lograr que cada uno de nosotros, integrantes de la “cultura oficial”, los hispanohablantes, empecemos a sentirnos orgullosos y parte de los shipibos, huitotos, aguarunas, asháninkas, yaguas, ocainas, boras, arabelas, amahuacas, serranos, “indios”, etc. Esta tarea, este objetivo, forma parte del titánico proyecto de construir ciudadanía en este país llamado Perú… Un sueño, nuestro sueño.

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