lunes, 21 de marzo de 2011

EL DESAFÍO DE LOS ORGANISMOS ELECTORALES

De acuerdo a las cifras oficiales emitidas por los organismos electorales, este domingo 10 de abril, tenemos el deber de acudir a nuestros respectivos locales de votación a emitir nuestro voto, 19’195,761 ciudadanos y ciudadanas habilitados para el sufragio, en todo el país. (103,622 mesas de sufragio, instaladas; y 4,958 locales de votación, acondicionados). En Lambayeque, somos 784,633 electores (el 4,1% de la población electoral nacional), distribuidos en 38 distritos y en 195 locales de votación.
Sólo en los distritos de mayor población, Chiclayo, José Leonardo Ortiz y La Victoria (que ya hemos comenzado a llamarlos “Chiclayo metropolitano”), la población electoral habilitada para el sufragio, está constituida por 372,354 ciudadanos (el 48% del total departamental); quienes acudirán a las 2,229 mesas de sufragio que serán instaladas en 87 locales de votación.
En todo el país, realmente es una población electoral de gran tamaño y nítidamente heterogénea que se enfrentará a una nueva oportunidad de tomar decisiones que regularán el rumbo de su destino en los próximos 5 años, al elegir a sus representantes políticos. En esta oportunidad, serán elegidos: 01 Presidente de la República y 02 vicepresidentes; 130 congresistas, y 15 representantes peruanos ante el Parlamento Andino (05 titulares y 10 suplentes).
No obstante, los ánimos y actitudes son tan diferenciados como lo son las ofertas electorales ofrecidas por todos los medios de información y por otros que rompen con el sentido común y la más estrafalaria imaginación: íconos gigantescos en los cerros, carreteras solitarias, parajes desolados, árboles y arbustos, bancas de parques y plazas públicas, veredas y sardineles, cabinas de teléfonos públicos; ni que hablar de los postes, esquinas y cruces de mayor circulación, entradas y salidas de ciudades, pueblos, centros poblados, caseríos y anexos. (En esta arremetida proselitista, que ni las disposiciones legales pueden disciplinar, las fachadas de las casas, son las primeras víctimas). No cabe otra lectura que la desesperación por hacerse del poder político, está dirigida y motivada por la ambición y la avaricia desmedidas.
Pero la decisión está en las manos de los más de 19 millones de peruanos y peruanas que acudiremos —es nuestro deber— a las urnas a emitir nuestro voto, siendo conscientes de lo que estamos haciendo: Participando legítimamente en la construcción de un nuevo país, porque el actual, nos resulta poco satisfactorio. (Un estudio cuantitativo realizado el año pasado para el JNE, sobre el perfil del elector peruano, nos reveló que sólo el 8% de los ciudadanos tiene mucho interés en política, a pesar que un 26% se declara simpatizante de algún partido. Y un 40% se interesa en ella, sólo cuando hay elecciones. Cifras que confirman la existencia de aquel fenómeno denominado “desafección política”, nada favorable para la consolidación de la democracia representativa en el país).
Esta figura es por el lado de la demanda electoral. Si observamos a la oferta electoral, la situación tampoco es alentadora. Cuantitativamente, los números resultan asfixiantes. 11 candidatos para la Presidencia, acompañado de 02 vicepresidencias, cada una; 1,560 opciones congresales; y 180 alternativas para el Parlamento Andino.
Cualitativamente, hemos presenciado 02 eventos en los cuales los 11 candidatos a la Presidencia de la República, han hablado de sus planes de gobiernos, buenas intenciones y sus puntos de vista sobre temas que preocupan a todo el país. El primero fue el 03 de marzo, organizado por un diario de circulación nacional; y el segundo, realizado el domingo 13 de marzo, organizado por el JNE.
Se está anunciado un tercer debate presidencial, que se realizará el domingo 27 de marzo, organizado por la Asociación Civil Transparencia; pero ésta vez, sólo participarán los 5 candidatos que lideran las encuestas: Toledo, Fujimori, Castañeda, Humala y Kuczynski. Como suele suceder, los últimos subestiman las encuestas; mientras que los primeros, las defienden.
La pobreza, el desempleo, la educación, la corrupción y la seguridad ciudadana, son los temas que permanecen en agenda, y que están marcando los discursos de los contendientes en cada localidad que visitan, hasta las más recónditas del país. Como es de esperarse, todos y todas, están ofreciendo acabar con esos males y transformar a este país, en uno maravillosos y nuevo. Como si antes de ellos y ellas, nadie lo haya intentado; o como si en los planes de gobierno anteriores, no hayan formado parte de la agenda.
Frente a todo este panorama, el papel de los organismos electorales, constituyen un gran desafío. En medio de auditorías impertinentes, exámenes toxicológicos y chicotes amenazantes; la campaña continúa su rumbo, aunque la ONPE haya alertado que no se ha cumplido satisfactoriamente con la información financiera de la campaña electoral; y el JNE, mantiene su atención en las infracciones relacionadas con la publicidad estatal.
El papel de los electores es fundamental y el que otorga sentido a todo el proceso electoral. Sin embargo, es la función de los miembros de mesa, la que otorga validez y confiabilidad a los resultados. Durante el desarrollo de las elecciones el día 10 de abril, son los miembros de mesa quienes toman las decisiones a fin de concluir en una actividad nacional transparente, que realmente recoja la voluntad popular. Y en esta tarea, la ONPE es la institución encargada de capacitar y entrenar a ese ejército de ciudadanos y ciudadanas, elegidos mediante sorteo público, para ejercer ese cargo, tan importante y fundamental, que garantizará un proceso eleccionario al que no se le encuentre un solo indicio para la duda ni el fraude.
Como dijo el presidente del JNE, Hugo Sivina Hurtado, “La voluntad popular que está protegida por la constitución, tiene que ser respetada”. Frente a este mandato constitucional, la tarea es de todos quienes residimos en este espacio geográfico llamado Perú que, no lo dudamos, es más grande que sus problemas, como lo dijo uno de nuestros ilustres compatriotas.

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