jueves, 14 de abril de 2011

PROBLEMAS DE GOBERNABILIDAD EN LA UNPRG

Los problemas de gobernabilidad en la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo, es una situación que ha salido de sus aulas y ambientes administrativos, para ser conocidos por la comunidad lambayecana y el país.
Ha sido necesaria la conformación y actuación de un Comité Electoral externo, con la intervención de la Asamblea Nacional de Rectores —ente rector de estudio, coordinación y orientación de las actividades universitarias del país—, como una alternativa de solución a la ingobernabilidad presente en su administración.
Y las huellas de la competencia electoral por la conquista del gobierno de sus facultades, realizada el mes pasado, aún permanecen en los muros de sus aulas y en el interior de ellas. Pasadizos, pabellones y cuanta pared se considere pertinente para ofertar alternativas de gobierno, continúan mostrando los afiches y todo artículo de propaganda electoral, otorgando a su estructura una imagen desordenado y antihigiénica, por no decir, una imagen de ingobernabilidad.
(Desde ningún punto de vista, empapelar muros, ventanas, puertas, veredas, escaleras, pisos y árboles —increíblemente, pisos y árboles—, puede ser considerado una expresión de participación política, o en el peor de los casos, como lo manifestó en algún un momento un docente en calidad de observador, expresión de “madurez política”; docente que a la vez extrañaba aquellos tiempos cuando los estudiantes “movían masas”).
La primera lectura de tan impactante situación, nos conduce a considerar a la universidad, no como una institución dedicada al cultivo de saberes y a la investigación científica; sino, como una institución en donde sus miembros están dedicados a la venta de propuestas electorales, y a toda actividad que se enmarca dentro del fenómeno denominado “política”, exclusivamente.
El artículo 1º de la Ley Universitaria (Ley Nº 23733), nos recuerda que la universidad se dedica “al estudio, la investigación, la educación y la difusión del saber y la cultura, y a su extensión y proyección sociales”. Es indudable que todas sus actividades responden o constituyen la expresión de actividades investigativas. La búsqueda y elaboración de nueva información en base a estudios científicos, que luego será destinada para la elaboración de alternativas de mejora de la calidad de vida de la comunidad, de la región y del país (en el caso de las UNPRG), es el principio que rige —debe regir— sus actividades.
Quienes hemos tenido el privilegio de transitar por sus aulas, entendemos que las actividades que se realizan dentro de sus muros, no siempre responden a intereses académicos o científicos. Y son, precisamente, aquellas actividades las que causan mayor impacto y dejan huellas que fácilmente no logran borrarse. La vehemencia, el debate encendido, la polémica irreconciliable, en las que participan docentes, estudiantes y graduados (integrantes de la universidad, según el artículo 1º de la Ley Nº 23733, y el artículo 18º de la Constitución Política del Perú), son características que desdicen su naturaleza científica y académica que se le atribuyen.
La toma de locales que creímos eran cosa del pasado, han vuelto y con mayor regularidad, en la UNPRG. Y tras de ello, aparecen intereses políticos y de grupos particulares, deseosos de capturar el poder en algunos de sus niveles de gobierno. El cogobierno que data desde las primeras décadas del siglo XX, que surgió como una demanda de participación política en aras de mejorar el servicio prestado a la comunidad estudiantil —y por ende, a la comunidad en general—, terminó por convertirse en un instrumento para estropear el buen gobierno y para desviar o desvirtuar el eje de su razón de ser: la investigación científica.
En Lambayeque, por ejemplo, qué alternativa para luchar contra la pobreza y extrema pobreza, ha presentado la UNPRG, en sus más de 30 años de vida institucional. Qué plan, programa o proyecto para luchar contra la corrupción y delincuencia, ha propuesto, sugerido o recomendado, institucionalmente.
¿Qué estudios sobre temas regionales para mejorar la calidad de vida de la ciudadanía, está haciendo o ha hecho la UNPRG? Y si lo ha hecho o lo está haciendo, y es desconocido por la gran mayoría de la ciudadanía; algo no está del todo bien.
Desde el momento que se tomó la decisión de conformar un comité electoral externo para cumplir con actividades propias de su autonomía, dado que por sí sola experimentaba una situación de incompetencia e inactividad, es un indicador de ingobernabilidad en grado extremo.
“Cada universidad es autónoma en su régimen normativo, de gobierno, académico, administrativo y económico”, nos dice el último párrafo del artículo 18º de nuestra Constitución Política. Y si esta autonomía se torna insuficiente, y en casos extremos, en un obstáculo para el normal cumplimiento de sus funciones; podría ser que ella, la autonomía, no constituye un elemento favorable para su continuidad institucional.
Porque si se hace necesario la intervención de mano externa para solucionar una situación que la autonomía, suponemos, debe facilitar; entonces, aquella resulta innecesaria. Además de costosa, burocrática y antiacadémica. Si nosotros, la universidad (docentes, estudiantes y graduados), continuamos demostrando ineptitud en la solución de nuestros propios problemas, perjudicando el cumplimiento de sus funciones y el servicio prestado a la comunidad en general, no queda otra alternativa que solicitar, lamentablemente y con urgencia, la intervención de ayuda externa. ¡Que la gobernabilidad, retorne a la UNPRG!

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