sábado, 17 de diciembre de 2011

EL ESTADO DE DERECHO EN LA HOGUERA

En el cuadernillo de Normas Legales del diario oficial El Peruano, publicado el día 04 de diciembre, encontramos dos normas que sorprendieron a la ciudadanía en general y a los cajamarquinos en particular. El DECRETO SUPREMO N° 093-2011-PCM (que Declara Estado de Emergencia en las provincias de Cajamarca, Celendín, Hualgayoc y Contumazá, del departamento de Cajamarca), y la RESOLUCION SUPREMA N° 591-2011-DE (en la que Autorizan la intervención de las Fuerzas Armadas en apoyo a la Policía Nacional del Perú por el plazo de Estado de Emergencia declarado mediante D.S. N° 093-2011-PCM).


En la misma fecha, en horas de la noche y en simultáneo en los canales de la televisión peruana de señal abierta, el Presidente de la República, Ollanta Humala, dirigió un mensaje a la nación, justificando y confirmando las medidas tomadas, debido a “la intransigencia de un sector de dirigentes locales y regionales” que nuevamente están perturbando la paz y el orden interno en 04 provincias de la región Cajamarca.


En un primer momento pudo haberse pensado que la Ley de Consulta Previa no sólo facilitaría soluciones a los conflictos sociales relacionados con las actividades de extracción minera, sino, básicamente, para prevenirlos. Entiéndase que es una ley de consulta. El Estado se apersona para consultar a la población afectada antes de tomar decisiones que podrían cuestionarse y rechazarse. En este proceso de consulta, la respuesta de la población puede ser positiva (a favor) o negativa (en contra). No necesariamente, las respuestas de la población consultada, tiene que ser a favor o concordantes con la visión del Estado.


La ley de consulta previa no ha sido dada para legitimar la imposición del Estado. Porque si las decisiones del Estado se imponen a pesar o en contra de las conclusiones de la consulta previa, han sido en vano los esfuerzos invertidos en la creación y aprobación de la ley referida. Se percibe ello, cuando el Estado lamenta que la población afecta a la consulta previa decida no concordar con sus políticas. Por desgracia, sería un Estado que necesita de súbditos, no de ciudadanos.


Evidenciada la crisis, el punto de inflexión resultó ser la declaratoria del estado de emergencia. Una vez más queda demostrado que el Estado de Derecho no pertenece ni encaja en la lógica del libre mercado; al menos, en nuestro país. Cuando se pretende a toda costa imponer o defender la lógica del libre mercado, obviando la participación ciudadana o pretendiendo que ella encaje a la medida de su doctrina, el estado de derecho resulta innecesario, torpe y hasta insolente. ¿Acaso la ciudadanía, es sólo una ilusión? ¿Necesita la ciudadanía, la soberana, fuerzas tutelares de sus legítimos intereses?


Cuatro días después de la declaratoria del estado de emergencia por un periodo de 60 días, fue imposible preservar con bajo perfil a la crisis ministerial del gabinete Lerner. El Premier renunció irrevocablemente al cargo el 09 de diciembre, “con el único propósito que usted (Presidente de la República) quede en total libertad para realizar los ajustes de la conducción general del gobierno”, explicó en su carta de renuncia. La tormenta real llegó después. La supuesta “militarización” (derechización, para algunos) del gabinete, del gobierno y de sus políticas.


El analista Nelson Manrique sostiene que “una de las peores plagas que ha aquejado al Perú a lo largo de su historia republicana” es el militarismo, además que “quienes detentan el poder económico pierden las elecciones pero invariablemente terminan gobernando”. Una visión diferente es la de Augusto Álvarez Rodrich, cuando escribe que “No se puede concluir que el nuevo gabinete sea la militarización del gobierno, pero sería ingenuo descuidar algunos indicios”.


Lo que difícilmente puede negarse es la crisis que padece el Ejecutivo. Fernando Rospigliosi afirma que “Los conflictos sociales hicieron estallar la crisis en el gobierno”. La voz de alarma recorrió todo el país y muchos personajes públicos no pudieron quedarse callados. Alejandro Toledo arremetió con dureza sobre la situación crítica, declarando lo siguiente: “Me preocupa mucho que el presidente Humala le haga más caso a sus asesores militares retirados que a sus ministros”.
Pero el defensor de la democracia y de la libertad en el mundo, nuestro compatriota Mario Vargas Llosa, en su discurso de agradecimiento por la distinción otorgada por el Tribunal Constitucional (con la medalla José Faustino Sánchez Carrión), afirmó que “La democracia no está en peligro en el Perú, lo que puede ponerla en peligro es esa truculencia, y esa exageración, y esa demagogia a la que por desgracia nosotros sucumbimos con facilidad”. Un periodista se preguntaría, luego: “¿Y cómo sabe Mario Vargas Llosa, eso?”.


MVLL, se mostró a favor de las decisiones de Ollanta Humala sobre la conformación del nuevo gabinete ministerial, que para otros, evidenciaba una de las primeras y graves crisis del Ejecutivo. “Tenemos ahora una democracia… la imagen que tiene el Perú en el extranjero… es extraordinariamente buena”, afirmó MVLL. Luego expresaría lo que resume su pensamiento y su ideología acorde al proceso de la mundialización de la economía, tan atroz en algunas partes del mundo: “El empresario es el motor del progreso y la creación de riqueza en todas las sociedades”.


Sobre el tema, Joseph Stiglitz (Premio Nobel de Economía del 2002), afirma que “La globalización actual no funciona. Para muchos de los pobres de la Tierra no está funcionando. Para buena parte del medio ambiente no funciona. Para la estabilidad de la economía global no funciona… la pobreza ha crecido y los ingresos se han hundido”.
Definitivamente, ha sido una semana de mucha tensión, temores, sospechas y especulaciones. Así como estrenó nuevo gabinete presidido por Óscar Valdés, Ollanta Humala, estrenó también su nueva filosofía militar, en su discurso por el día del Ejército Peruano, leído en la Pampa de la Quinua, en Ayacucho: “Porque la tarea del soldado es superior, porque está por encima de las discusiones de coyuntura política…El soldado es como un sacerdote que esta mas allá del bien y del mal y que su único objetivo es mantener la tierra, nuestra tierra por la que muchos han muerto, la tierra que nos une, esa es la república, esa es la tarea, el único objetivo que debe tener visualizado el soldado del ejército peruano de las fuerza armadas”.
No es extraño que los sacerdotes y pastores evangélicos se consideren soldados de Cristo y del cristianismo en todos los confines del mundo, cumpliendo el mandato de su Señor de “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”, en una guerra cruenta contra toda herejía. Pero que un soldado se considere sacerdote o predicador de los evangelios, sí causa extrañeza. Decir que un soldado está “más allá del bien y del mal”, se oye raro. ¿Significa acaso, que los actos de un soldado son supremos, por lo tanto, no son ni buenos ni malos? (Si no son ni buenos ni malos, entonces, no ameritan sanción alguna).
Y en la clausura del Año Académico 2011 de la Escuela Naval, el martes 13 de diciembre, complementó su nueva filosofía del soldado: “Acá no han venido a hacerse millonarios… acá han venido a esforzarse por contribuir por el desarrollo de su patria, de nuestra patria, de nuestra tierra”, les dijo a los cadetes de la Armada Peruana. (Faltó precisar que si un soldado se hace millonario, termina preso; hasta pudo haber citado algunos ejemplos).


Una vez quebrado el estado de derecho en 04 provincias de Cajamarca (decorando la situación con discursos sorprendentes y una que otra insinuación inesperada como quitar el derecho al voto otorgado a los militares y policías, o retornar el servicio militar obligatorio e implementar el servicio policial voluntario, Ollanta Humala, más firme que nunca, se adelantó a promover la calma y la serenidad a la ciudadanía: “Invocamos al pueblo cajamarquino a mantener la calma”, leyó en su discurso del día 04 de diciembre, a pesar que las localidades ya estaban ocupadas por la Policía y las FF.AA., en cumplimiento de su papel constitucional.

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