Hoy miércoles 06 de
julio de 2016, conmemoramos una vez más, el ¡Día del Maestro! Y maestro, es una
palabra que inmediatamente nos dibuja un aula con algunas decenas de niños y
niñas, atendiendo y participando de las indicaciones de un adulto, de un
maestro; quien dirige, gestiona, gobierna, administra y evalúa las ahora denominadas
“sesiones de aprendizaje”. Podríamos precisar, que hablamos de un maestro de
escuela, de un maestro de educación básica, de un maestro de aula[1].
Sumaríamos la
discusión sobre qué significa ser maestro en la segunda década del Siglo XXI, e
incluso, si llamarlo maestro, profesor o docente; enseñante, discente, o
facilitador. Es más, podemos discutir qué significa o qué son los aprendizajes,
cómo se obtienen, cómo se construyen; por lo tanto, cómo se evalúan, se califican
y se miden. Dewey advertía que “en educación, todo, absolutamente todo, es un
ensayo”.
Pero hablaremos, y conmemoramos,
creo yo, la labor (en nuestro país, sacrificada, por cierto), de aquella
persona, hombre o mujer, que día a día, se prepara para desarrollar un tema
determinado, en un espacio determinado, dirigiéndose a un grupo de menores de
edad, que la sociedad ha encargado su formación integral a fin de incorporarlos
como nuevas personas de bien, a favor de su mejora permanente. Ello, en
cumplimiento de las normas educativas vigentes; es decir, lo que llamamos “educación
formal”[2].
Pensamos en ese
hombre o mujer, que a pesar de percibir un bajo salario (por no decir,
denigrante) y un maltrato por parte del estado y de la sociedad en su conjunto,
cumple diariamente con su labor, en la medida de sus posibilidades y
oportunidades de superación profesional y personal. Pensamos en ese ciudadano y
ciudadana que, al margen de las motivaciones o factores que lo hayan obligado o
determinado elegir ese trabajo, ha decidido contribuir a la forja de una
sociedad humana, más digna de ser halagada y defendida, por ser precisamente,
una sociedad humana.
Pensamos en ese hombre
y mujer, que a pesar de las casi nulas compensaciones y reconocimiento social y
estatal, que a pesar de la ausencia de buenos gestos de agradecimiento de las
familias, instituciones y empresas, continúa en la brega, hasta que sus fuerzas
o la suerte se lo permitan; continua terco en su función socializadora, aunque
a veces vaya contra la corriente; se obstina en no renunciar a su sueño de un
mejor país, aunque ese monstruo insaciable llamado mercado, insista en comprar
su conciencia. Pensamos en ese maestro y maestra que, aunque a veces
equivocado, no aprendió a desmayar.
Ahora, que la educación
es concebida como un proceso que dura toda la vida[3],
y en la que concursan no solo el docente de aula, sino, la televisión, el cine,
el estado, la empresa, la iglesia, los grupos de amigos, la familia, la prensa[4],
y hasta internet; es decir, en una época donde compiten por la educación (en
desigualdad de condiciones, obviamente), todas las organizaciones e instituciones
(lucrativas y no lucrativas, públicas y privadas); la labor del maestro, se
constituye, indiscutiblemente, en una labor de titanes, en una labor
sacrificada, y en una labor no compensada. No reconocida, mancillada, caricaturizada;
más aún, cuando a partir del D.L. N° 882 (1996), se legitima la obtención de
lucro, mediante la prestación de servicios educativos. Por todo ello, se
constituye en una labor loable, en todo el sentido de la palabra.
Desde mi experiencia,
nada más gratificante que un ¡Feliz día
profe!, expresada a voz en cuello, por un semblante saludable y feliz, de
uno de mis estudiantes.
¡Feliz día profesores!
[1]
El día del docente universitario, es el 11 de julio, según RESOLUCIÓN N°
234-2009-ANR, publicada el 05 de marzo del 2009.
[2]
Según la Ley N° 29944, publicada el 25 de noviembre de 2012, los profesores
pueden desempeñarse en 04 áreas: gestión pedagógica, gestión institucional, formación
docente, e innovación pedagógica.
[3]
Artículo 2° de la Ley N° 28044 Ley General de Educación, publicada el 29 de
julio de 2003.
[4]
El quinto párrafo del artículo 14° de la CPP, manda que “Los medios de
comunicación social deben colaborar con el Estado en la educación y en la
formación moral y cultural.
No hay comentarios:
Publicar un comentario