viernes, 13 de mayo de 2011

LAS HIPÓTESIS DE ACCIÓN

Cuando Juan Pérez, docente de educación primaria, para que sus estudiantes le presten atención y no se duerman en sus sesiones de aprendizaje, ha considerado la aplicación de estrategias participativas; lo que ha hecho, es, construir su hipótesis de acción. “La implementación de estrategias participativas, en mis sesiones de aprendizaje, permitirá que mis alumnos del 5º grado, sección B, presten atención y participen durante todo el tiempo que estoy con ellos”.
Podría ser que Juan Pérez ha considerado las estrategias participativas, porque algún día escuchó hablar de ellas o algún colega las nombró en los coloquios que mantienen a diario; pero, realmente, él ignora esas estrategias. ¿Cuántas son?, ¿cómo se llaman?, ¿en qué consisten?, ¿cómo se aplican? Pero, como las hipótesis de acción constituyen el motor de todo el proceso de investigación acción, es necesario construirlas, a fin que guíen y orienten las actividades que se ejecutarán con el objetivo de solucionar (transformar, modificar, sustituir) la situación inicial, considerada un problema.
Sin hipótesis de acción, no hay propuesta de acción. ¿Por qué?, porque la hipótesis de acción, es una propuesta de acción. Es una acción, un conjunto de actividades, hechos, tareas; que yo, en calidad de investigador o integrante del equipo de investigación, asumo que modificarán la situación inicial considerada un problema. Es el conjunto de actividades que solucionarán mi problema de investigación; problema que convive —ha convivido— con mi práctica pedagógica, y que ahora, yo considero es necesario y urgente solucionarlo.
Entonces, si Juan Pérez no tiene una idea precisa de lo qué son las estrategias participativas, pero las ha tomado como su propuesta de acción, le corresponde investigar sobre ellas. En el proceso, en su práctica, sin interrupciones. Teoría y práctica, van de la mano, alimentándose mutuamente; ello es parte de la investigación acción.
Le corresponde consultar bibliografía especializada en estrategias pedagógicas, por ejemplo. Luego, identificar las estrategias participativas, aquellas que pueden ser aplicadas en una sesión de aprendizaje desarrollada en un aula; después, seleccionar cuál de ellas aplicará. Puede que identifique unas 20 estrategias participativas, pero él sólo considera pertinente para la solución de su problema, aplicar sólo 5. Por lo tanto, selecciona esas cinco estrategias. Una vez seleccionadas, se familiarizará con cada una de ellas, reunirá los recursos pertinentes, los medios y materiales necesarios, etc.
Ahora ya tiene sus estrategias que menciona en su acción propuesta, listas para ser aplicadas. ¿Qué hará ahora? Programará la aplicación de cada una de ellas, de acuerdo a sus sesiones de aprendizaje, evaluándolas en el proceso, y en los resultados logrados. Tendrá que crear indicadores de proceso e indicadores de resultados, que permitirán monitorear su aplicación, paso a paso.
Incluso, puede ser que habiendo seleccionado sólo 5 estrategias; en el proceso de aplicación, considere necesario aplicar otras más. Investigará, identificará, seleccionará y aplicará esas otras más. Todo ello, sin perder de vista el objetivo de su investigación, el mismo que también está inserto en su hipótesis de acción. ¿Cuál es? Es el resultado que espera lograr. (El ¿Para qué?).
“El objetivo fundamental de la hipótesis de acción consiste en mejorar la práctica en vez de generar conocimientos… la mejora de una práctica consiste en implantar aquellos valores que constituyen sus fines; por ejemplo: la ‘educación’ en la enseñanza”, nos recuerda Elliott; igualmente, McKernan, apunta que “Las hipótesis propuestas para resolver el problema de investigación-acción simplemente pretenden contar como ideas ‘inteligentes’, y no como soluciones ‘correctas’”. Podemos sostener, entonces, que una hipótesis de acción “es una idea inteligente para mejorar la práctica”. Sólo ello, una idea. Que guía, orienta, sugiere, insinúa… que ayuda a solucionar nuestro problema inicial.
Es evidente que la investigación-acción constituye una nueva forma de investigación. Es un nuevo paradigma que pertenece a esta época que algunos ya denominan “postpositivista”. Y como dice Gloria Pérez Serrano, es una investigación donde “También debemos recopilar y analizar nuestros juicios, reacciones e impresiones en todo lo que ocurre”. Nuestra subjetividad, y la de los demás, sí importan.

2 comentarios:

  1. Saludos estimado amigo, muy clara e interesante su explicación. Qué autores o bibliografía me puede recomendar para ampliar el concepto hipótesis de acción?

    ResponderEliminar
  2. ELLIOT, John
    El Cambio Educativo desde la Investigación Acción. Ediciones Morata. Madrid, 1996; reimpresión.

    ELLIOT, John
    La Investigación-Acción en Educación, Ediciones Morata. Madrid, 1994.

    McKERNAN, James
    Investigación-Acción y Currículo. Ediciones Morata, S. L. Madrid; segunda edición, 2001.

    Gracias por su comentario.
    Algunas fuentes sobre el tema, son las siguientes:

    PÉREZ SERRANO, Gloria.
    Investigación cualitativa. Retos e interrogantes. I. Métodos. Editorial Las Muralla, S. A. Madrid, 2004.

    PÉREZ SERRANO, Gloria.
    Investigación cualitativa. Retos e interrogantes. II. Técnicas y análisis de datos. Editorial Las Muralla, S. A. Madrid, 2002.

    ResponderEliminar